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Analistas 22/01/2020

El estrés…

Diego A. Santos
242 Media Director No Ficción

En los últimos años, el estrés ha sido identificado como uno de los grandes enemigos del ser humano. Centenares de artículos en medios de comunicación y estudios realizados por la comunidad médica han llevado a una conclusión: el estrés es malo para la salud.

El estrés crónico, por ejemplo, puede ser el causante o exacerbante de problemas mentales como la depresión, la ansiedad o los trastornos de personalidad. También puede llevar a enfermedades cardiovasculares, como la presión alta, arritmias, ataques al corazón y embolias. Casi nada.

Esta paranoia contra el estrés nos ha llevado a buscar todo tipo de guías y ayudas para lograr un estilo de vida sin estrés. Niños sin estrés, trabajos sin estrés, consejos para no tener estrés, dentistería sin estrés y viajes sin estrés son algunos de los términos más buscados en Google.

Muchos quisiéramos despojarnos del estrés, evitarlo, y más ante esta avalancha de noticias sobre sus consecuencias negativas, pero el estrés no necesariamente es malo. Como todo en la vida, cada elemento tiene sus aspectos positivos y los negativos.

Hace unos años, dos expertos en el tema, Alia Crum y Thomas Crum, que han asesorado a Sony, Disney, Nestlé y las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, señalaron que la búsqueda de esa vida sin estrés termina, al fin y al cabo, acarreando mucho más estrés.

“Los problemas se multiplican y al evadir ponerle la cara a nuestros retos más apremiantes, nunca los superamos”, escribieron en un artículo de la revista Harvard Business Review. Todo es una cuestión de perspectiva. El estrés, bien usado, puede ser algo muy positivo.

Argumentan los Crum que éste tiene muchísimos atributos maravillosos. “Nos recuerda que hay cosas que nos importan, que nos conmueven; nos conecta directamente con los aspectos más retadores e importantes de nuestras vidas; nos ayuda a alcanzar el crecimiento personal”.

Aunque reconocen que el estrés crónico sí tiene un impacto negativo, ambos hacen una invitación a que reconfiguremos nuestra mentalidad y lo abordemos de modo que aprovechemos las virtudes que tiene. Según estudios que han realizado, determinaron que las personas que hacen ese cambio rinden mejor en el trabajo y son hasta más saludables.

“No buscamos que vean todos los elementos del estrés como algo positivo, sino que entiendan que el estrés puede ser una herramienta muy poderosa para que superen los inevitables retos que irán apareciendo en sus vidas”.

En el artículo del HBR apuntan a tres pasos para ese cambio de mentalidad. El primero es entender cuáles son nuestros detonadores de estrés --las notas de los hijos en el colegio, las finanzas, la relación con los familiares, los problemas con el/la cónyuge--. Ese reconocimiento hace que el cerebro comience a trabajar de una manera más óptima para abordar dichas preocupaciones.

El segundo paso es apropiarse de ese estrés y aceptar que nos estresamos mucho más con las cosas que realmente nos importan; este factor genera una motivación positiva y un nivel de concentración óptimo para superar esos casos. Y el tercero, es usar el estrés a nuestro favor. “El estrés existe para mejorar el funcionamiento de nuestra mente y cuerpo”.

Al final del día es decidir si queremos ver el vaso medio lleno o medio vacío. En estos tiempos que corren, es bueno que empecemos a cambiar de mentalidad. Nos irá mejor a todos.

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