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Analistas 04/10/2024

La reforma avanza, el desempleo aumenta, la informalidad no cede

Diego Felipe Valdivieso Rueda
Profesor Investigador - Observatorio Laboral de la Pontificia Universidad Javeriana

Sorprende el ritmo que ha tomado la reforma laboral en las discusiones en la Cámara de Representantes. Si vemos las cosas en perspectiva de tiempo, desde la radicación inicial del proyecto, la reforma parece tener mucho trabajo en el Congreso. Sin embargo, si miramos el efecto de los debates, estos están siendo insuficientes y en parte hasta improductivos. La dinámica legislativa adoptada como estrategia, sin duda ha impedido enriquecer el proyecto con lo que se discute en el Capitolio, pues la condicionante fórmula de las “proposiciones avaladas” marca el destino de cualquier propuesta: el sello de “avalada” o “no avalada” ya condiciona el resultado con debate o sin debate.

Los “debates” lucen entonces como un simple acto para notariar un trámite condicionado por el previo “aval” de los ponentes y del gobierno. Prueba de esto es el trámite en la actual legislatura.

El primer debate se cumplió de manera acelerada durante el pasado mes de junio. La Cámara de Representantes anunció el 18 de junio la aprobación de 75 de los 98 artículos del proyecto. El ritmo de discusión y aprobación no ha sido diferente en el segundo debate que se adelanta en la plenaria, lo que nos hace pensar que esta instancia legislativa se cumplirá con prontitud; seguramente con algunos nuevos recortes o ajustes “avalados” al articulado. Quedarán pendientes dos debates: uno en la Comisión Séptima del Senado y otra en su plenaria, discusiones que con probabilidad no sucederán en lo que resta de 2024. Es decir, el primer semestre de 2025 continuaría el “debate” según la experiencia legislativa y para mitad de año, en pleno inicio de la campaña electoral, podríamos tener reforma laboral.

Mientras algunos se admiran con tanta eficiencia legislativa, otros nos inquietamos con datos que siguen mostrando signos de enfermedad calamitosa de nuestro mercado laboral. Las estadísticas reflejan resultados angustiantes, si consideramos que la reforma que avanza en el Congreso poco o nada hace para superarlos; por el contrario, a nivel de informalidad, podría agravarlos.

Por un lado, la tasa de desempleo no marca signos de recuperación. Según el reporte del Dane, en agosto de 2024, la tasa de desocupación en el total de las 13 ciudades y áreas metropolitanas fue 10,0%, mientras que en agosto de 2023 fue 9,6%. Por su parte, para el trimestre móvil mayo - julio 2024, la proporción de ocupados informales a nivel nacional fue de 55,9%, cifra casi idéntica a la del año anterior. Los resultados son más disientes si se tiene en cuenta que el dato de informalidad para las 13 principales ciudades es de 41,9%, esto es 0,3 puntos porcentuales superior al indicador del mismo periodo en 2023. Esto nos da una muestra del aumento del desempleo y, también de la informalidad en Colombia.

Los datos anteriores por sí solos ya resultan preocupantes, pero se convierten en críticos si los ponemos a conversar con la reconfiguración de la tendencia demográfica que viene teniendo nuestro país y la forma como ellos pueden avizorar un nublado futuro. Del estudio, 10 años del mercado laboral en Colombia 2013 - 2023, publicado recientemente por el Observatorio Fiscal y el Observatorio Laboral de la Universidad Javeriana, tomamos una foto muy diciente de cómo ha cambiado la composición sociodemográfica de Colombia en tan sólo 10 años.

Para 2013, la población adulta mayor en el país representaba 11% del total de la masa poblacional, mientras que para 2023 representa 15,3%. En principio este dato, lo suficientemente diciente, nos indica que Colombia está en una curva de envejecimiento.

No obstante, el dato que quiero resaltar no es precisamente éste, sino el del denominado bono demográfico. Para 2013, la población colombiana entre los 25 años y la edad de pre pensión, representaba 43,7%, mientras que para 2023 representa 46,4%. La estadística permite aproximar el concepto del denominado “bono demográfico”: durante la transición del envejecimiento poblacional se presenta una ventana de tiempo en el que la población que está llamada a contribuir productivamente es mayor. Hoy Colombia tiene 4,3% más de población adulta mayor y también tiene 2,7% más de población en edad productiva, en comparación con las cifras de 2013. En la medida que la tasa de natalidad desciende, este mayor porcentaje de población productiva irá desapareciendo, hasta que se tornará en negativa y pueda incluso llegar a ser superada por la tasa de población adulta mayor. Sin embargo, para que esto se consolide, los menores están llamados a crecer en edad y transitar a una etapa de productivos contribuyentes antes de ser improductivos dependientes en su etapa adulta mayor.

Por lo tanto, el bono demográfico es la oportunidad que se tiene durante el periodo de transición, en el que el envejecimiento de la población genera, de forma temporal, una ventana en que se aumenta la masa poblacional productiva. El bono debe ser aprovechado para generar estrategias de resistencia frente a un futuro periodo de profunda exigencia fiscal, que se materializa cuando la población por razones de edad empieza a demandar más apoyos del Estado.

Así las cosas, durante el periodo del denominado bono demográfico, las políticas laborales de un país son determinantes, porque están obligadas no sólo a generar mayor empleo, sino a aumentar el índice de formalidad. Son estas dos variables fundamentales para que se aproveche la base poblacional productiva, no sólo en la construcción de un presente sino en la previsión de un futuro. Hoy el país pareciera ver las cosas sólo con ojos de presente y de cálculo político. Por ello hay acciones que parecieran justificarse o buscarse con independencia del impacto que ello tenga en nuestro futuro.

Si bien podrían verse con cierto optimismo algunos ajustes del proyecto de reforma, lo cierto es que ellos no conversan con los que más problematizan el impacto en la informalidad, como lo son el aumento de la franja nocturna de trabajo, el recargo dominical y las modificaciones pretendidas al contrato de aprendizaje. Para analizar las cifras del impacto de la reforma laboral, recomiendo una lectura cuidadosa del Reporte del Mercado Laboral del Banco de la República del 9 de mayo de 2023 “Estabilidad en el mercado laboral y análisis cuantitativo de algunos impactos del proyecto de ley de reforma laboral” que concluyó que “debido al aumento en los costos salariales, se estima que en el escenario medio la reforma podría reducir el empleo formal alrededor de 454.000 empleos, equivalentes a una disminución de 2,1% de la tasa de formalidad, en un lapso de entre tres y cuatro años.”

Cada vez que analizo las estadísticas y cifras en comparación con la forma cómo se realizan los debates políticos, recuerdo la célebre frase “no puedes escapar de la responsabilidad del mañana, evadiéndola hoy” del Abraham Lincoln. Esta frase es una invitación al cuidado de nuestro futuro. O como dice Eckhart Tolle “el poder para crear un futuro mejor está contenido en el momento presente: creas un buen futuro creando un buen presente”. Como país nos deberíamos preguntar ¿estamos construyendo un futuro próspero con acciones en el presente que no atienden la realidad de mercado laboral?

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