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Cada día que ha pasado después del 7 de agosto de 2022 ha sido un tránsito a un mayor nivel de corrupción, a la pretensión de forzar reformas equivocadas a las que el país se resiste, y lo más grave, al mal manejo de las responsabilidades del Estado, como son, entre muchas más: dar seguridad energética, asegurar la financiación de la atención en salud, asegurar la disponibilidad de medicamentos, asegurar el funcionamiento de la educación. En todas se está fallando de manera grave.
La crisis de combustible en los aeropuertos es una absoluta vergüenza. La forma como Petro enfrenta la crisis trasladando responsabilidades a las víctimas evidencia una carencia absoluta de entendimiento de cómo se maneja un país. Pero, sobre todo, revela una falla estructural en la forma como se gestiona el Estado y específicamente el sistema energético, en donde las responsabilidades de Ecopetrol e ISA son asegurar la disponibilidad de los energéticos requeridos por la sociedad.
EPM, ISA y Ecopetrol habían sido ejemplo a nivel internacional de buena gestión de los bienes públicos estratégicos para el bienestar y la competitividad del país. Con EPM se tuvo un bache delicado en los cuatro años de la alcaldía de Daniel Quintero. El arreglo de buen manejo que había imperado por décadas se rompió y a la empresa llegaron a la junta y gerencia, personas incompetentes y con conductas indebidas que los han llevado a atender múltiples procesos abiertos en los entes de control. EPM requiere un esquema de gobierno que le dé garantías a la ciudadanía que esto no vuelva a ocurrir.
ISA ha sido una empresa ejemplar. Su desempeño es crucial para el país. De ella la depende la transmisión eléctrica, la operación del sistema y la operación del mercado de energía. Su buen manejo es un asunto de seguridad nacional y bienestar colectivo. Tiene un esquema de gobierno corporativo que fue vulnerado por este gobierno y que está poniendo a toda la ciudadanía en riesgo. El gerente que ha designado -en contra de los accionistas minoritarios- tiene múltiples casos de investigación por su paso por EPM.
Ecopetrol tiene un problema de fondo y prende todas las alertas. La actual administración no brinda las garantías que requerimos los colombianos y la crisis de combustible aéreo es solo una evidencia publica de los graves problemas internos que se están dando, con un gerente que no cumplía perfiles debidos y unos miembros de junta designados por el gobierno que no son idóneos. Los miembros minoritarios han renunciado por la intromisión indebida del presidente que desautorizó un proyecto aprobado por la junta.
El país requiere un esquema distinto para la gestión de las empresas públicas, especialmente estas de las que depende el bienestar colectivo y la solvencia fiscal del Estado. Se deben tener unas juntas profesionales y permanentes y con rotación cuatrienal y escalonada que garanticen el buen manejo de las empresas. Para eso se requiere una ley para la de gestión de lo público que recoja lo aprendido en la Junta del Banco de la República y otras entidades.
De momento, lo que nos queda claro a todos, no es que no dejan gobernar a Petro, es que es ignorante, inepto e irresponsable.