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De una manera genuina, ingenua y sin los remilgos de un mamerto bien formado, Gustavo Bolívar comunica que se acaban los subsidios, la gran bandera centenaria del socialismo, y dice que los cambiará por proyectos productivos de inclusión social.
En un arrebato de lucidez y sinceridad no propia de sus copartidarios, Bolívar sostuvo que los subsidios no sirven para trasformar la sociedad. “Los subsidios no sacan a la gente de la pobreza”. Los niños, los borrachos y algunos bachilleres dicen la verdad. Sostiene Bolívar que se “busca transformar el sistema de asistencia social, pasando de un modelo asistencial a uno de desarrollo productivo”, es decir, lo que se requieren son empresas que generen empleos.
La propuesta de Bolívar es lo que se propone desde la visión liberal de la inclusión y la cohesión social. Se sostiene con base en la evidencia que la superación de la pobreza y la construcción de inclusión social es la expresión de un sólido tejido social construido por empresas creadas desde la misma sociedad.
El libro ‘Empresarismo y cohesión social. El reto de la superación de la pobreza y la construcción de la inclusión social’ expone en detalle una estrategia como la que propone Bolívar. Se pude bajar en este enlace: https://www.fundacionecsim.org/publicaciones/#. Un tema importante que allí se trata es el debate entre Easterly y Duflo, el primero cuestionando los subsidios y la ayuda internacional, y la segunda defendiéndola para aplicarla en proyectos productivos asistidos y sin subsidios.
También se discute la propuesta de ética empresarial (burguesa, en términos de Deirdre McCloskey) y de sociedad construida desde los deberes que esto supone. De seguro Bolívar no sabía que estaba tan cerca del pensamiento social liberal y tan lejos de la tecnocracia asistencialista estilo Piketty que impera en las facultades y centros de estudios de economía que proponen la renta ciudadana.
En el “Circo de Petro”, el artista llega tarde, las entradas se pierden o se las roban
El enorme problema son las barreras que la visión anti-empresa ha generado durante décadas para poder avanzar en empresarismo de inclusión social. Esto lleva a que menos de 10% de los emprendimientos superen los cinco años.
Los grandes enemigos son la estructura fiscal, la inflexibilidad y costos laborales, agravados por la última reforma tributaria. El centro del problema es la enorme informalidad que se profundizara con las reformas propuestas y una regulación empresarial que carga al empresario con decenas de tramites. El enemigo de la estrategia está adentro del Estado.
Requerimos de una gran red de emprendedores en todos los estratos, capaces de asumir el reto de crear y manejar empresa, de responder por los préstamos que se pretenden dar. Se requiere que los actuales subsidios se trasformen en incentivos a la formalidad. Todo esto lo resolveremos en 2026 con un paquete de reformas que permitan construir sociedad.
Una familia con jefes de hogar con empleo formal sale de la pobreza, son autónomos, libres y no necesitan subsidios. En el “Circo de Petro”, el artista llega tarde, las entradas se pierden o se las roban, los payasos hacen llorar a los niños, los policías, los militares, los maestros, los indígenas y los jóvenes, los problemas enanos se le crecen, …y Bolívar le sale neoliberal.