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Analistas 17/06/2023

Captura criminal de la democracia

Diego Gómez
PhD, Director ECSIM

Nuestra democracia tiene por delante un reto mayúsculo: evitar que se fracture con un gobierno incapaz de enfrentar dos de las consecuencias graves de su enorme crisis, la profundización de la corrupción y la crisis institucional generada por el crimen organizado.

El Gobierno tiene por delante más de tres años de mandato. Los recorrerá con un alto nivel de desaprobación de la ciudadanía, sin coalición en el Congreso, sin apoyo de los partidos políticos, enfrentado a los gremios, a los medios de comunicación y con una crisis de legitimidad por los escándalos en la financiación de la campaña.

Estas debilidades unidas a una alta incapacidad de administrar eficientemente y a la obsesión de lo que llama “La Paz Total”, pueden llevarnos a una captura criminal de la democracia. Esto sucedería así:

La corrupción es un proceso degradativo creciente. En la medida que más tiempo pase de un régimen, menos controles haya y más desgreño administrativo se dé, mayores serán los manejos corruptos. En un gobierno que avanza sin norte, sus funcionarios se corrompen. El primer paso es perder la decencia usando los recursos del estado indebidamente. Como viajes y prebendas a las parejas de los funcionarios, usos de helicópteros y otros recursos, o constantes viajes innecesarios. Luego siguen las corrupciones abiertas. El extremo es el estado mafioso que presenciamos en Venezuela en donde se han repartido el país y las actividades económicas licitas e ilícitas entre los grupos de poder. A los corruptos no les importa que el país involucione y la gente sufra profundamente, su lógica es la mezquindad y el egoísmo.

El crimen organizado, sean estos Farc, ELN, Clan del Golfo, La Oficina, o cualquiera otro, están utilizando la llamada Paz Total para asumir el control de los territorios y las comunas de las grandes ciudades. La extorsión y el control social de las actividades económicas se está consolidando como el ingreso principal de estos grupos criminales. Así están manejando la minería ilícita, los sembrados de coca y la extracción de rentas de todas las actividades económicas en las comunas, sean estas droguerías, restaurantes o el simple parqueo de la moto en la calle. Todos los cabecillas que en Medellín se encarcelaron en los últimos 10 años los dejaría libres la Paz Total en los próximos meses. El riesgo es recorrer el estado de desintegración que están teniendo México y Guatemala en donde son las bandas quienes ejercen el control territorial.

Requeriremos de toda nuestra capacidad como sociedad por resistir estas dinámicas de degradación y no perder la democracia en lo que resta de este gobierno. Necesitamos más que nunca una prensa libre, ciudadanía activa a través de redes y expresiones ciudadanas, gremios y partidos responsables. Es decir, una sociedad capaz de enfrentar el caos y mantener el control social del país.

Serán claves las elecciones de octubre. Necesitamos gobernadores y alcaldes que se opongan a la Paz Total y a la entrega del país al crimen y la corrupción. Necesitamos Cortes, Contraloría, Procuraduría, Fiscalía independientes. Es clave un acuerdo entre partidos, gremios y sociedad civil para que rodeemos al Congreso y a las Cortes para asegurar tener los contrapesos democráticos que permitan salvar las instituciones.

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