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La absoluta indiferencia del continente con el drama de Cuba en medio de un apagón de más de 48 horas y de una profunda crisis migratoria y demográfica ilustra como Latinoamérica se ha convertido en una región destrozada en sus valores, principios y capacidades económicas y sociales por las ideologías. Se suman a este destrozo y suma de vergüenzas latinoamericanas Venezuela, Haiti, Bolivia y Nicaraguan con el silencio y la inoperancia de los gobiernos de izquierda de la región: Mexico, Brasil, Chile y Uruguay.
Según Terry Eagleton, en Ideology: An Introduction (1991), las ideologías pueden definirse como sistemas de ideas, valores y creencias que orientan la interpretación de la realidad y la acción de individuos y colectivos en diversos ámbitos, como el político, el social y el cultural. Estos sistemas suelen ofrecer marcos de referencia que permiten comprender el mundo y justificar determinadas posturas, decisiones y comportamientos.
Señala, terminan convirtiéndose en un conjunto de ideas ilusorias o distorsionadas que ocultan la verdadera naturaleza de la realidad social. Esto ocurre con la derecha y con la izquierda que adopta una construcción derivada del marxismo clásico. Las ideologías son una forma de no pensar y de sentir y vivir el mundo desde los odios y los miedos.
La manipulación de las emociones es el instrumento para la adhesión y legitimación de las ideologías. Con ello capturan la identidad colectiva y movilizan acciones mediante sentimientos como la esperanza, el orgullo o la indignación. El miedo opera como un mecanismo de control, fomentando la percepción de amenazas para justificar medidas autoritarias o reforzar estructuras de poder.
La falla estructural de la izquierda es que quedó atrapada en su postura fundacional de rechazo al capitalismo la condujo a la sin salida de no entender la dinámica económica y no poder construir un modelo alternativo de sociedad. Resulta que ese odiado “sistema capitalista” no opera ni por el capital, que es el enemigo, ni por el trabajo, que es el salvador. El modelo de Solow simplemente evidenció que la transformación de la sociedad no la explican estos dos factores. Investigaciones en los últimos 35 años indican cada vez con mayor claridad que es la forma como una sociedad, innova, aprende y emprende (Nelson, 1999) lo que explica las dinámicas de transformación y desarrollo. De acuerdo con esto, el anti-empresarismo de la izquierda simplemente destruye la capacidad de la sociedad de transformarse. Por eso colapsó el sistema comunista.
Colombia cayó en la trampa de la izquierda. Una agenda de odios y mentiras desembocó en lo que era irremediable e incluso necesario para expiar la fractura social que se hizo evidente en las destructivas revueltas de 2019 y 2023. El gobierno Petro se enfrentó a la realidad de que de odios no vive un gobierno. Las destructivas reformas derivadas de la errada lectura de la realidad dañaron la economía las que se implementaron y destruyeron su gobernabilidad las que no ha podido sacar adelante: salud y régimen laboral.
Ahora enfrenta la mayor maldición de los regímenes de izquierda y es que son capturados por el crimen. Son los odios y los intereses criminales los que ahora marcan una agenda que pretende perpetuarse en el poder en contra de todo un país.