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Latinoamérica es un continente que huye de sí mismo. Desgarra lo que está ocurriendo en Venezuela. Pero el problema es más crítico, acontece desde hace 65 años en Cuba, 30 años de Ortega en Nicaragua, décadas de autocracia corrupta en Haití.
La falla latinoamericana en los últimos 70 años es profunda. Mientras decenas de países en todos los continentes se trasformaron y pasaron de niveles de ingreso inferiores a los de la región en la década del 50 del siglo pasado a estar insertados en los países desarrollados, nuestro continente se estancó en lo social, lo económico y lo institucional.
Estamos entre los países con peor gobierno. El ranking 2024 de democracias de The Economist solo Uruguay y Costa Rica aparecen como democracias plenas. Cuba, Nicaragua, Venezuela y Haití son dictaduras; Perú, Ecuador y México, están en lugares bajos de la tabla como “Regímenes Híbridos”. Brasil, Argentina y Colombia se ubican como “Democracias Defectuosas” en los lugares medios. En el World Happiness Report que realizan Gallup y la Universidad de Oxford se clasifica a los países por su nivel de felicidad de acuerdo en seis factores; percepción de la corrupción, generosidad, apoyo social, libertad para tomar decisiones, esperanza de vida sana y PIB per cápita. Colombia y Venezuela aparecen de 78 y 79, los últimos de la región. En esta clasificación no están Nicaragua, Cuba y Haití.
Esto explica en parte la tragedia de la emigración, un hecho que muestra la profunda incapacidad en la que como sociedad nos hemos sumido. La población hispana en Estados Unidos superó los 63 millones de habitantes en un país con US$76.400 de producto anual por habitante. Los 663 millones de latinoamericanos producimos US$12.400 anuales por habitante. En conjunto, quienes emigraron a Estado Unidos, producen allí tanta riqueza como 60% de Latinoamérica.
En 70 años nos embebimos en la retórica de la explotación, del anti empresarismo, de ser las víctimas del esquema Centro-Periferia, del mito de la explotación gringa. Construimos un proyecto de estado asistencialista y corrupto, con altos impuestos, aranceles y regulaciones que han impedido el desarrollo económico. Para Estados Unidos poco importamos realmente. El 1 de agosto de 2024, el día en que Estados Unidos reconoció el triunfo de Edmundo González, para el New York Times esta fue la noticia 22 en su página de internet, para Washington Post, la numero 42.
Los latinoamericanos necesitamos hacernos una profunda reflexión sobre nuestra concepción del estado y de la sociedad misma. Debemos pasar de sentirnos víctimas y explotados a convencernos que nuestra desgracia es pensar eso y no hacernos responsables de nuestra pobreza e inequidad.
Europa llegó tarde a Kosovo en 1999. Cuando finalmente intervino ya se tenían 13.500 muertos y 200.000 refugiados. Las cifras de Venezuela son catastróficas en emigrados y en muertes acumuladas. El Observatorio Venezolano de la Violencia denuncia que se han dado más de 330.000 muertes en la era chavista, al menos 10.000 atribuibles al régimen en la última década. 7,7 millones han emigrado según Acnur. Latinoamérica está llegando tarde a sus propias realidades con el agravante que se está enfrentando a grupos criminales que se han apoderado de los países. Maduro es solo un títere.