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En desarrollo económico, y más específicamente en desarrollo minero, estamos perdidos y despistados. No sabemos dónde estamos y mucho menos para dónde ir. El reciente dictamen de la Anla sobre Quebradona evidencia esta situación.
Para enmarcar la discusión es conveniente tener unos referentes estructurales de la sociedad que buscamos construir y del nivel coevolutivo que requerimos para la subsistencia de la especie. De manera concreta, necesitamos cerca de US$20.000 de ingreso per cápita y 0,4 de coeficiente Gini para que el decil de menor ingreso supere la pobreza. Para llegar a esos estándares en Colombia y Latinoamérica necesitamos triplicar nuestra generación de energía. En términos ambientales requeriremos que esta expansión económica la realicemos haciendo una transición de transporte eléctrico en tierra, hidrogeno en mar y aire y que los nuevos proyectos de infraestructura y fabricación sean carbono neutral en el corto plazo. Además requerimos reemplazar las viejas minas y las viejas plantas de producción por proyectos regenerativos. Necesitamos un modelo de desarrollo regenerativo.
Un ambientalista genuino tiene estos parámetros claros. No así, el ambientalismo esnobista ni el ambientalismo antisistema. Ambos están haciendo un daño fatal al medio ambiente, al desarrollo de nuestras sociedades y comprometiendo la subsistencia de la especie. El ambientalismo genuino sabe que requerimos proyectos de inversión que nos solo generen bienes y servicios con los requerimientos de sostenibilidad, sino que además dispongan los recursos que se requieren para iniciar las dinámicas de regeneración necesarios para el ecosistema global.
Una política de desarrollo económica actual debe tener estos parámetros claros y junto con ello, una política minera que la soporte. Una sociedad sin minería no existe, necesitamos por lo tanto esa minería de enfoque regenerativo. Y eso es un compromiso global, no local. Si uno consume productos debe asumir esta responsabilidad, no importa donde quede la mina. Todos los productos deberían ser obtenidos con minerales extraídos en proyectos con estrategias regenerativas.
Colombia tiene la potencialidad de ser un país con una economía que opere con energía eléctrica renovable y además ser el país pionero en generar Cobre Verde y Oro Verde. ….y no ha definido la política para hacerlo. Solo en Antioquia, se tienen paralizados los desarrollos de 7.300 megavatios de potencia hidráulicos, tres veces Hidroiutango y complicados los desarrollos de potenciales de cobre de al menos 10 veces el proyecto de Quebradona.
El Estado colombiano esta perdido. Pines no ha operado, …estudios para el plan minero que había sugerido esta ruta de desarrollo regenerativo no se han implementado. Los proyectos de inversión esperan meses y años por aprobaciones y modificaciones de licencias en las CAR y en la Anla. Estas entidades tomaron el rol de jueces e inquisidores cuando el rol ambiental, social y de transformación que requerimos de ellas es que sean unos agentes del desarrollo de las potencialidades del país con una visión que nos mueva del extractivismo asistencialista a la construcción y transformación de capacidades desde nuestros recursos.
El país tiene la oportunidad con Quebradona de ser el pionero en el mundo en un proyecto de Desarrollo Regenerativo de Cobre Verde. Este gobierno tiene esta oportunidad y este reto y no lo puede dejar pasar. Un proyecto con 75% de apoyo de la población local, con apoyo de su Concejo y Alcalde, con apoyo de las principales instituciones regionales.