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La tercera semana de agosto se realizó en Sudáfrica la XV conferencia de los Brics, Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, que eran los llamados a encabezar una dinámica de renovación y transformación en las sociedades y a la economía mundial. La bandera de relevo a la alternativa que durante décadas fueron los No Alineados la asumió un grupo impresentable.
Más que la gran esperanza son la gran decepción. No son el ejemplo global ni en buen gobierno, ni en respeto a los derechos humanos, ni en liderazgo en la protección del medioambiente, ni en liderazgo en los ODS, ni en transparencia. Son profetas del Bajo Mundo que debemos superar.
En los índices de corrupción, Rusia ocupa el lugar 137, Brasil el 94, China el 65, Sudáfrica el 72. Solo este indicador implica un manto de ilegitimidad a quienes pretenden tener un liderazgo más por la fuerza bruta de sus enormes poblaciones que por ser la expresión del querer ser de las sociedades globales. Los países de donde más emigra su población son Brics. India con 18 millones, China con 12 y Rusia con 11.
En el índice de competitividad global, Brasil y Sudáfrica son los puestos 60 y 61, India 40 y China el 21. Rusia no está en los primeros 60. En Índice de Desarrollo Humano 2021, Rusia es 52, China 79, Brasil 87, Sudáfrica 109, India 132.
El mundo marcha firme en tres propósitos: primero, lucha contra el cambio climático y una economía de la sostenibilidad; segundo, instituciones democráticas, economías y sociedades abiertas; tercero, paz mundial con respeto a las naciones.
En cambio climático ninguno de los miembros de los Brics presenta un comportamiento proactivo y de liderazgo en el proceso que compromete al mundo. China de manera indolente anuncia que mantendrá activa su generación con carbón. Brasil quiere ser un nuevo actor líder en combustibles fósiles y la India no quiere, igual que China, hacer depender su crecimiento de los objetivos climáticos. Las emisiones de los Brics duplican con creces las de la Ocde.
En instituciones democráticas poco hay que agregar a la evidencia de los regímenes autocráticos de China y Rusia, pero si invitar a una reflexión de las persistentes segregaciones raciales en China, India y Sudáfrica. En este último, en las pasadas tres décadas, con desempleo asociado a la segregación, este ha estado persistentemente por encima de 25%, hoy es 32%. La lista de espera para ingreso anunciada en la cumbre es aún menos presentable: Turquía, Arabia Saudita, Argentina, Irán y Egipto.
En términos de paz mundial, la situación no puede ser más deplorable. El mundo ha buscado avanzar luego de la Segunda Guerra Mundial en la construcción de un marco de paz global, la mayor amenaza es la invasión a Ucrania. Mientras las democracias globales se han unido en torno a Ucrania y cierran filas previniendo una intervención China en Taiwán, el grupo funge como un cómplice silencioso de la invasión rusa.
Los Brics no son el ejemplo a seguir y tampoco dan muestra de ser una propuesta de avance para la humanidad. Son lo contrario, la negación de los caminos ciertos de la evolución. Marcharán mal mientras las demás sociedades tratan de construir un mundo habitable.