Rentas criminales y devastación

Una experiencia que impacta es observar la devastación que están generando el narcotráfico y la minería ilegal. Esto se puede observar accediendo a la herramienta de Google Timelapse (https://earthengine.google.com/timelapse/). Esta muestra las fotos satelitales de cualquier lugar de la tierra desde 1984. Observen dos sitios, Ayapel y Mocoa. Se puede apreciar cómo las actividades ilegales han arrasado con miles de hectáreas de selvas, humedales, lagunas y tierras fértiles.

La sociedad colombiana ha equivocado el enemigo, hemos asumido de manera algo facilista que son las personas, (los capos) o las guerrillas que se convirtieron en agentes del negocio. El enemigo en términos económicos son las rentas criminales, y mientras no las desactivemos (…domestiquemos), estas seguirán generando devastación y cada año miles de nuevos narcotraficantes o mineros ilegales emergerán mientras esas rentas no sean neutralizadas. El equívoco conduce a pensar que eliminar o neutralizar via un perdón a las personas (…los criminales), solucionan el problema, pero la realidad muestra que la causa raíz, la renta criminal, permanece indemne.narcotr

Hemos visto como a Pablo Escobar lo reemplaza la Oficina de Envigado, al cartel de Cali el Cartel del Norte del Valle y así sucesivamente con criminales más periféricos, más básicos y más brutales. Un monstruo de mil cabezas con una infinita capacidad de reproducirse y transmutarse. Hemos visto como estos negocios alimentaron primero y luego absorbieron a las guerrillas y luego a los paramilitares que las combatieron en una guerra sangrienta. Como se puede observar en Timelapse y en los informes de la ONU, pasamos de unas pocas hectáreas de coca a finales de los noventa muy por detrás de Perú y Bolivia a ser el país que concentra la gran producción de hoja de coca (Dávalos y Dávalos, 2020). Además, hemos visto cómo en la cadena de valor del negocio quedamos como la cola de la base donde menores rentas se tienen.

Mientras exista la renta criminal inevitablemente los criminales se reproducirán y la devastación de selvas se mantendrá mientras estas existan. Negociar con los actuales narcotraficantes de Farc, ELN o Clan del Golfo es ineficaz, simplemente serán reemplazados como ha ocurrido con todas las negociaciones que hemos realizado en las cuatro últimas décadas. La llamada Paz Total es ingenuidad o perversión. Simplemente traerá más guerra entre los grupos emergentes que busquen reemplazar las estructuras “pacificadas”. Eso ya lo hemos visto repetirse desde los ochenta.

En las intervenciones de muchos mandatarios latinoamericanos en la ONU en las pasadas décadas nos hemos distinguido por siempre saber endilgar nuestros enormes problemas a los países desarrollados. Incluso construimos toda una teoría de la dependencia, del Centro-Periferia, la llamamos el Estructuralismo. Por esto y por los espantosos resultados socioeconómicos de las últimas siete décadas es que Latinoamérica entró en la total irrelevancia a nivel global. El discurso de Petro no aportó nada nuevo, simplemente le anoto al mundo que tenemos una enorme capacidad de empeorar. Decir que el negocio de la droga es culpa de los consumidores y hay legalizar la droga es ya una simpleza. Solucionar el asunto es el reto.

El asunto es cómo intervenir la cadena de renta criminal de manera que creemos institucionalidad, sostenibilidad y ojalá, una dinámica de regeneración. Se puede eliminar la renta criminal de los primeros eslabones de la cadena con la simple normalización de los cultivos en la producción de la coca en territorio colombiano.

Hay 120.000 familias en la actividad del cultivo de coca, normalizar la actividad facilitando su ejercicio en lugares aptos sacará la coca de la selva y detendrá esa devastación. Adecuar la producción evitará la contaminación de las aguas. Se deberán propiciar de dinámicas de desarrollo regenerativo en las comunidades y el medio ambiente… Pero no seamos ingenuos. Esto no quedara impune internacionalmente.

Referencias

Dávalos, E., & Dávalos, L. (2020). Social Investment and Smallholder Coca Cultivation in Colombia. The Journal of Development Studies, 56(6), 1118-1140.