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Petro está envenenando el país, y la sociedad debe ser superior a su propósito de fracturar la Nación. “No es un problema de mayorías, es un problema de fuerza popular” dice amenazadoramente Petro.
Ha sido un sembrador de odios en su vida política y pretende seguir siéndolo en su campaña de constituyente. La manera en que anuncia que desea emprenderla mediante cabildos populares expresa la intención de convertirse en un presidente en campaña que lleva un mensaje de odio y retaliación, buscando cohesionar bases populares que se han alejado de su gobierno.
Su base más compleja son los indígenas del Cauca; pero, mientras Petro busca instrumentalizarlos con base en odios sempiternos, la región se hunde en una guerra interna alimentada por el narcotráfico. Mientras miles de indígenas fletados salen a sus manifestaciones en sus tierras los grupos armados fracturan cada vez más a la población local y la someten a sus intereses, bajo la impunidad de la Paz Total y la inoperancia de las Fuerzas Armadas.
La Guajira, el otro frente desde el cual quería construir una base de soporte a su gobierno, se sume en la incertidumbre con el deterioro de la explotación del carbón y la inviabilidad sistémica para convertirse en la región que lidere la transición energética. La caída de los decretos que expidió en su “Toma de La Guajira” y la corrupción y desgreño en que se convirtieron sus intervenciones no ha logrado sino desprestigiar más este gobierno.
Ahora pretende que Urabá y Chocó sean las bases de un “reordenamiento territorial” que quiere construir desde el odio y resentimiento. Nuevamente pretende señalar a Medellín y “El Poblado” como la fuente de todos los males construyendo mentiras que en quienes las escuchan y conocen solo pueden generar más rechazo. Es importante recordarle a Petro que Urabá paga energía al mismo precio que Medellín, porque se decidió tener integración tarifaria. Se creó Aguas de Urabá, que ha logrado coberturas de acueducto y alcantarillado superiores al 95% en la mayoría de los municipios. Esto se ha hecho por una decisión de solidaridad de los antioqueños liderada desde EPM y la dirigencia paisa.
Al plan de Petro le salió un Caballo de Troya que destrozará su intención de constituyente. Vargas Lleras le recuerda que las mayorías democráticas le son adversas y evidencia la enorme debilidad que tiene al enfrentarse a las urnas y que puede convertir el proceso constituyente en el fin de su gobierno y del proyecto de la anquilosada izquierda latinoamericana en Colombia.
La agenda de la sociedad colombiana ante este desafío tiene que ser distinta. Los alcaldes y gobernadores deben asumir el liderazgo de las regiones. El Congreso debería pasar a la ofensiva archivando la agenda de Petro y presentando las reformas que sí requiere el país en salud, regímenes laboral y pensional, desarrollo minero-energético, autonomía territorial y estructura fiscal. Las cortes deben hacer cumplir la Constitución y proteger al país y a las instituciones. Específicamente deben proteger la financiación de la salud y salvar el sistema del ahogo ilegal que Petro ha querido imponer. La ciudadanía debe vincularse activamente a movimientos y grupos de trabajo que construyan país. Tenemos que hacer presente que hay más Colombia que Petro.