ANALISTAS 03/08/2024

Yimby Jericó

Diego Gómez
PhD, Director ECSIM

La especie humana es un “cáncer” en el planeta tierra. Basta ver la foto del mundo nocturno iluminado para percatarse del nivel de impacto que estamos teniendo como especie. No es solo el calentamiento global, son todas las dimensiones de sostenibilidad: pérdida de biodiversidad, acidificación de océanos, contaminación química, entre otras. Es hora de hacernos responsables de la necesidad de cambiar nuestra relación con la naturaleza. Como especie “consciente” deberemos evolucionar a la regeneración y la coevolución, seguramente con un número decreciente de humanos, pero más integrados y comprometidos con su senda evolutiva.

En esta primera etapa de consciencia planetaria el mundo ha estado atrapado en un ambientalismo bastante reactivo, prohibicionista e hipócrita. Las “Gretas” de todo el planeta exigen que el mundo se detenga para que su esquema de vida pueda seguir. Solo que ese esquema es el de grupos con ingresos per cápita medios y altos, con altos consumos de energía y materiales y lejos de la situación de pobreza. ¿…y qué hacemos con 80% restante de la humanidad en con consumo inferior a la media de los países desarrollados?

El ambientalismo consciente ha construido una salida al dilema ambiental con la visión del Desarrollo Regenerativo. Su búsqueda es cómo sí hacer las cosas bien y contribuyendo a superar los impactos ambientales que hemos ocasionado como especie. Un buen ejemplo necesario a nivel global es cómo hacer minería de cobre o litio, requeridos para la transición energética. Se trata ahora no solo de hacerlo minimizando y compensando las afectaciones sino además transformando y regenerando el ambiente y las sociedades donde se hace la minería.

Para los países y regiones con recursos el reto es cómo integrarse a un movimiento global de provisión de bienes obtenidos con este nuevo constructo ético. Es lo que se conoce con el acrónimo Yimby (en inglés: Yes in my backyard) que expresa el propósito “Sí en mi patio”. Es un movimiento en favor del desarrollo local en contraste y oposición al fenómeno Nimby: “No en mi patio”, al que escuchamos cuando dicen “Minería sí pero no aquí”, “Exploración sí pero no aquí”. El ambientalismo reactivo es una expresión Nimby con todo lo que le asocian a nivel global de egoísmo, elitismo, racismo y un contenido agresivo de superioridad moral.

El municipio de Jericó en Antioquia tiene un recurso de cobre importante. En múltiples encuestas se evidencia un apoyo de la población a su aprovechamiento, de entre 60% y 73%. Los colectivos hacen marchas, conversatorios, publicaciones, pero sobre todo votan. Los candidatos a alcalde o concejo anti mineros no salen elegidos. Saben en Jericó que tienen la oportunidad de ser ejemplo de minería bien hecha y tiene una agenda de transformación de largo plazo convirtiendo la riqueza minera en una transformación social y económica de toda la región.

La oposición a la población es un movimiento Nimby, liderado por ambientalistas externos a la población, apoyados por poseedores de grandes fincas que quieren ser parceladas (gentrificadas), pero, sobre todo, hostigados por un gobierno que desconoce los derechos de la población y quiere imponerles una visión ambiental ideologizada que está obstruyendo el desarrollo del país y que padecen también las comunidades de La Guajira y el Chocó y sectores como el eléctrico y de infraestructura.