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Cuando revivir al emblemático, John Lennon, parecía una tarea imposible para la ciencia, apareció la inteligencia artificial para demostrarnos lo contrario. Magia pura impensable hasta hace pocos meses. Fue hace 43 años (casi medio siglo) cuando el mundo se enteró de la trágica noticia del asesinato de uno de los músicos más emblemáticos de la historia; el sentimiento fue de pérdida, desolación y miedo, pues se había callado a uno de los grandes. Era como sentir que nunca más volvería a hacer música. Desde ese entonces lo hemos extrañado cuando escuchamos su música.
Algunos ni existíamos en ese momento, pero a través de sus canciones llegamos a conocerlo y nos enamoramos de su inigualable talento. ‘Let it be’, ‘Here comes the sun’, ‘Hey Jude’, ‘Twist and shout’, son solo algunas de mis canciones predilectas. Me encantan los Beatles, pero ni en mil años se me hubiera ocurrido que iba a poder estar presente en el momento en que lanzaran una nueva canción con el mismísimo Lennon. Es apenas entendible que el mundo se hubiera paralizado para esperar oírlo de nuevo, pues la palabra inédita fue más que exacta.
‘Now and then’, la última canción de los músicos de Liverpool, logró inmortalizar a los Beatles. El primero que murió fue Lennon, luego George Harrison, solo sobreviven Paul MCartney y Ringo Starr; y no dejo de asombrarme y me parece loco volver a escucharlos juntos de nuevo. A mi personalmente me emocionó el show de escuchar una nueva canción, su proceso de creación y todo lo que significa para la historia. Es un verdadero hito. Pero el hecho, por muy memorable que sea, no lo hace inmune a la crítica.
Los más humanistas, intelectuales y críticos de la música tiene sus propios comentarios y sacan sus conclusiones; ven con perplejidad como una canción grabada en un casette a finales de los 70 ha revivido más de 40 años después y ha roto las listas. Por más inteligencia artificial que exista, y sin negar que suena bien, me queda faltando el toque mágico (vital de alguna manera) de John Lennon; si bien la voz es tomada de un archivo suyo y se trató de preservar lo máximo posible, no se siente igual, ¡no me digan lo contrario! Puede ser prevención o purismo mío, pero me queda faltando su esencia, la fuerza de su voz no es tan potente y los arreglos musicales son inferiores.
Por más inteligencia artificial que exista, sí se necesita que el ser humano le dé el toque mágico, le imprima su espíritu vital, le otorgue el carácter a las obras. Prefiero mil veces más un libro escrito de principio a fin por el cerebro, la experiencia, la creatividad y las manos de un ser humano, que una gran novela creada por ChatGTP, la inteligencia artificial o un robot escritor de guiones. No puedo explicarlo, pero confieso que me queda faltando el componente humano en cada actividad intelectual, así siempre detrás de cada máquina haya un ingeniero.
Quizá pasado mañana, la inteligencia artificial nos sorprenda con nuevas piezas musicales inédita de Mozart, Beethoven o Chopin, esos compositores clásicos de unos siglos, a lo que seguramente diré: “no son ellos, es la tecnología que los ha suplantado”.