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Cuentan las noticias económicas que en enero hubo 22 millones de personas ocupadas y que el desempleo subió hasta 12,7% en enero, es decir hay cerca de 2,5 millones de otros colombianos sin trabajo. También hay una reforma laboral que se discute en el Congreso. ¿De qué me perdí? Por un lado abunda el desempleo y por otro, quieren modificar las reglas de los actuales empleados, pero no hay un punto de encuentro -me explico- ¿Se habla del teletrabajo? ¿Qué pasa con el trabajo por horas? ¿En qué quedaron los aprendizajes de la pandemia? ¿En dónde quedaron los avances tecnológicos? Algo no está funcionando.
Por mi parte creo que no podemos desaprender lo que nos enseñó, laboralmente, la pandemia; cosas como el trabajo remoto, los usos tecnológicos, la confianza jefe-subalterno, que es posible trabajar, pero que se puede compaginar con un estilo de vida más libre. Siempre se dice que el tiempo es lo más importante y durante la pandemia hubo consciencia de eso, siento que la gente no “calentaba puesto” y que era más feliz laborando desde donde podía o quisiera.
La llegada del coronavirus cambió las dinámicas de vida y trabajo para siempre, eso lo vemos desde la distancia, fue en 2020 y estamos ya en 2024. Al principio fue duro no poder cumplir con las rutinas diarias, desplazarse o asistir presencialmente a compromisos sociales y laborales, sin duda fue realmente impactante, pero surgieron alternativas. El miedo a contagiarnos obligó al mundo a aprender a funcionar de una manera diferente y quienes querían sobrevivir, en ese presente, debían ponerse al día, aprender y dominar las nuevas tecnologías.
Ir a la empresa, universidad, colegio, no era una opción, así que como método de supervivencia le dimos la bienvenida a la virtualidad a nuestro presente. Trabajar, recibir clases y atender reuniones era posible desde la comodidad y seguridad de nuestra casa. Era lo normal, no queríamos tener contacto con los demás. Todo se olvidó, ahora todo parece una historia lejana, estamos dando marcha atrás. ¡Por Dios! ¡No nos gusta tanto el teletrabajo! Un paso adelante y tres para atrás.
Nada en esta vida es permanente, afortunadamente la crisis de salud se pudo controlar y eventualmente regresamos a la normalidad de antes, con rezagos, con aprendizajes, con la mente abierta y nuevas posibilidades. Trabajar con una empresa al otro lado del mundo, de repente no parecía tan descabellado. Generaciones que en ese entonces empezaban su vida laboral, su primer trabajo, conocieron el mundo profesional a distancia, desde su casa, sin horarios, pudiendo manejar el propio tiempo y organizando obligaciones al rededor de su vida, no su vida alrededor del trabajo. Pero ahora muchos de esos jefes, que incentivaron, disfrutaron y comulgaban con el teletrabajo, en este momento quieren quitarlo.
A mi que me expliquen cómo vamos a hacer para que esos jóvenes que se acostumbraron a viajar, tener tiempo para sus vidas, hacer deporte, que priorizaron la calidad de vida y su salud mental, se sientan motivados, si ahora estamos obligándolos a adaptarse a formas de trabajo que ya hoy no encajan con sus valores, objetivos, expectativas. Entiendo que hay una necesidad de seguridad en cuanto a nuestros equipos de trabajo, pero también hay que darles un poco de confianza. Al final del día debemos irnos adaptando como sociedad al momento que atravesamos, al mundo y a quienes en este momento lo habitamos. No podemos exigirles a nativos digitales el trabajo es presencial y punto. Podemos encontrar un punto medio, converger, fusionar entre generaciones. La reforma laboral debería ir en este sentido.