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¡Estoy de regreso escribiendo esta columna! También estoy metida en un reality de cocina en RCN y escribir estas 500 palabras son más que un desahogo, un aprendizaje de cómo alcanzar la meta en una carrera. Puede ser la universidad, hacer empresa, construir una relación o una familia. Durante todo mi desarrollo profesional, me he dedicado a comunicar, exponer, explicar, sensibilizar a la gente sobre diversos temas; bien sea delante de un micrófono, escribiendo, una cámara, una pasarela, un computador o un set de televisión. Ahora he dejado por un tiempo esos espacios, que ya domino, por un universo lleno de ollas, cuchillos, batidoras, moldes, vegetales, salsas, condimentos y una suerte de condimentos de toda naturaleza.
De la aparente comodidad de un mundo mediático en el que me muevo como pez en el agua, he decidido saltar a otro mundo de una pura y dura competencia, en el que seré calificada como buena, mala, ganadora, perdedora y experimentaré picos de adrenalina, típicos de los concursos y que determinarán mi estado de ánimo, además de poner a prueba mi coraje, valor, carácter, inteligencia emocional, resiliencia, pero sobre todo, capacidad de reinvención.
Lo lógico es que me atreva a competir en un área que sea mi fuerte, pero más emocionante y valiente es entrar a enfrentar un mundo totalmente desconocido. Nadie dijo que sería fácil, pero tampoco imposible. Mi experiencia en la cocina ha sido muy poca, pero tengo algo a mi favor: ya no me da miedo equivocarme. Las personas más exitosas fallaron mil veces, lo intentaron de muchas maneras, fueron rechazados, se equivocaron cientos de veces en sus objetivos, se frustraron en cada segundo antes de lograrlo, pero siguieron adelante muy a pesar de las críticas positivas y destructivas.
Puedes empezar con miedo, dudas, críticas, cojeando, sin experiencia, pero al final estarás volando, corriendo, con tu estilo propio, porque en cada segundo de una carrera (cualquiera que sea) estarás ganando confianza, seguridad en lo que has emprendido. Me imagino que así es la mente de los empresarios y los emprendedores. Puedes empezar redactando una línea y al final terminarás escribiendo un libro. No importa cuánto te demores, pero si tienes la determinación, la disciplina, la resistencia física y mental, vas a lograrlo.
Pensar o creer que vas a lograr tus sueños sin enfrentarte a algún obstáculo es una simple ilusión, una utopía que solo genera más frustraciones. Es como si te programaras para un escenario irreal; hay que contar con que los errores y tropiezos serán parte del proceso; eso te hará la vida mucho más fácil. Los resultados pocas veces se pueden controlar, pero la actitud hace la diferencia; los resultados son incontrolables, más no la actitud frente a la competencia que es la misma vida. Sonreírle a la vida es enfrentar los problemas con optimismo y alegría. Esa es una manera de ver las cosas y sacar los planes adelante.
La crítica siempre hará parte del camino y no hay que buscar la validación externa; es comprensible que muchos no entiendan tu visión y estilo; a otros les dará miedo o se sentirán amenazados, y a los más desocupados solo les darás de qué hablar. Al final cuando mires atrás, habrás aprendido una nueva habilidad o construido algo positivo; habrás avanzado, ganado y los otros simplemente seguirán frenados porque hay quienes deben poner por debajo al otro para sentirse superior.
Al final, la vida son historias de personas que hacen cosas, que se arriesgan, que caen y se levantan, que se equivocan, que se reconstruyen, que van contracorriente, que marcan la diferencia.