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Yo Dominica, podría presumir de muchas cosas en la vida, menos de ser una buena lectora de libros en formato impreso, pero cuando me rodeo de personas más experimentadas, interesantes, bastante informadas y que gozan de un gran bagaje cultural e intelectual, encuentro que todas ellas tienen un hábito muy difícil de encontrar en la gente de mi generación, claro está, que siempre hay excepciones en toda regla. Leer no es cuestión de generaciones, ni de edad, es mucho de haber tenido el hábito desde siempre, inculcado en la familia, en el colegio y el la universidad, pero entre los millennials (léase los nacidos poco antes del 2000 para acá), la lectura se hace más en las pantallas de los celulares, los computadores y las tabletas; una experiencia distinta, pero igualmente enriquecedora al final.
Pero yo quiero leer más en formato de papel, romper ese cliché de que los más jóvenes no leen y que los colombianos solo se leen en promedio 2,7 libros al año, una cifra que da pena si se compara con los 17 que leen los franceses o canadienses; un español promedio alcanza 10 libros al años; es impresionante, no obstante, leer también es una cuestión de plata, de poder adquisitivo, pues en un país como el nuestro hay que comprarlos, no es como en los países desarrollados en los que hay buenas redes de bibliotecas.
Me puse en la tarea de preguntarles a mis compañeros de trabajo -dicho sea de paso los admiro a todos por su conocimiento- qué libros me recomendaban, y les recomendaran, para empezar a leer. Algo así como libros para NO lectores. Luis Carlos Vélez me sugirió uno de Malcolm Gladwell titulado, Outliers story success, “es un texto súper constructivo sobre los ingredientes que tienen las personas más exitosas del mundo”. Juan Lozano, se fue por Cien años de soledad, “por ser la obra más importante de la literatura colombiana de todos los tiempos y la esencia inmortal de Gabo. Y recomienda durante el tiempo de lectura, hacer un recorrido escuchando vallenatos clásicos del maestro Rafael Escalona; el propio Gabo dijo que Cien años de soledad era un vallenato de 400 páginas”.
El libro recomendado por Darcy Quinn es El hombre que amaba los perros, de Leonardo Padura, “un libro que mezcla la historia y la ficción y retrata la realidad de Cuba”. Fernando Quijano Velasco me dice que para empezar a leer aconseja siempre, La historia del señor Sommer, con ilustraciones de Sempé, “es una de esas historias inocentes, llenas de descripciones y unos toques de humor negro, sin muchas pretensiones”. William Calderón, se va por La historia de Michelle Obama, “desde su infancia con sus padres en Boston hasta cuando termina como primera dama de Estados Unidos. La humaniza e inspira a quienes no nacieron con todos los beneficios del mundo”. Y cierro mi reportería semanal con Santiago Ángel, quien recomienda, El lector de las 6:27 de Jean Paul Didierlaurent, “una lectura conmovedora de una historia de amor genuina que no se puede abandonar”.
Son solo seis libros que estoy segura alguien empezará a leer este año al menos uno o los tendrá en su biblioteca. Yo de momento, les aseguro que en lo que resta del año me comprometo a hacer leer al menos dos textos impresos y recobrar un hobbie que tuve cuando niña. Solo es cuestión de empezar.