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La economía mundial se estancó en el 2014. Cambió su tendencia creciente de los últimos años, el mapa de riesgos y su perspectiva.
Los factores que más incidieron fueron: la baja en el precio del petróleo, la vigorización de la economía de Estados Unidos, el debilitamiento paulatino de la eurozona y la recesión sostenida en los últimos 10 años de Japón, a pesar de que llevó sus intereses al 0%.
Latinoamérica también se desaceleró. Solo creció 1,8% y se cree que llegará a 1,3% este año, por debajo de su promedio histórico de 2,5%.
Europa ha entrado en una crisis fiscal porque varios de sus países: Grecia, España, Italia y Portugal gastaron más de lo debido y además, hoy se imponen proyectos políticos como el del nuevo presidente de Grecia, Alexis Tsipras quien lidera un movimiento que busca reestructurar la deuda externa y combatir la inestabilidad de la economía sin seguir los lineamientos de austeridad de la Unión Europea.
Los países europeos lucen envejecidos y presentan problemas de crecimiento económico. La invasión de Rusia a Ucrania ha generado inconsistencia política al continente.
Todos los factores de la crisis europea hacen que se hable de la “década perdida”. A pesar de que se ha avanzado significativamente para llegar a un mercado y moneda común, hoy, estos países no tienen resultados positivos porque no han logrado una efectiva política fiscal integrada. Tendrán que trabajar en este sentido, pero habría que ceder más soberanía a lo que no parecen estar dispuestos.
Estados Unidos, por su parte, fortalece su economía con la implementación de pequeñas dosis de austeridad, da impulso al consumo y brinda solidez al comercio exterior. Espera que 2015 sea su mejor año y hoy es la esperanza para jalonar la economía mundial.
China se transforma y su crecimiento, a pesar de haber bajado, se mantiene por encima del 7%, uno de los más altos del mundo. Utiliza ahora más la diplomacia persuasiva que la fuerza y desafía, de esta manera, las instituciones multilaterales que tradicionalmente dominaban Occidente.
El petróleo rompió la barrera de los US$50 por barril, hecho que ha traído beneficios a unos países y dificultades a otros que han llegado a sus precios mínimos, todo fruto de la negativa de la Opep de bajar la producción, decisión liderada por Arabia Saudita que con su nuevo rey Salmán Bin Abdulaziz sigue las políticas de su predecesor. Todo indica que los precios se mantendrán bajos uno o dos años. El mundo tiene que prepararse.
Colombia no estaba lista para la crisis. Dedica sus esfuerzos al proceso de paz. Está llegando a un preocupante déficit histórico de su comercio exterior, tiene una balanza comercial en rojo sin precedentes y es importante que lo empecemos a estudiar. Hemos llegado a un máximo histórico de compras externas de US$63.000 millones en 2014 y hemos alcanzado, por primera vez, un déficit comercial con Estados Unidos que supera US$2.000 millones.
Las exportaciones no reaccionan y no superan las importaciones. Hay que capacitar a los empresarios para que utilicen los apoyos para exportar, incluidos certificaciones y etiquetados exigidos a nivel internacional, además, hay que especializar la mano de obra en productos de alto consumo.
Se abre cada vez más la brecha entre países ricos y pobres. Esa excesiva desigualdad no va a propiciar crecimiento sostenible. Latinoamérica debe luchar más para convertirse en un actor clave y exigente en la economía mundial porque tiene las materias primas. Hay que impulsar la demanda y crecer y no simplemente hablar de austeridad. Le va mucho mejor a los países como Estados Unidos que implementaron teorías keynesianas que irse por la vía de la austeridad que propone Europa y Japón.