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Argumentar a favor del SÍ en el plebiscito por la paz es una labor que beneficia la salud pública de la Nación porque ofrece razones para salir del conflicto armado no internacional que lacera el espíritu de la sociedad civil.
Múltiples son las razones para votar a favor del SÍ. La primera y más importante es que se fortalece la legitimación de la negociación política como instrumento real para salir de la guerra. Es a favor de la negociación política que se vota por el SÍ. De hecho, el presidente Juan Manuel Santos al momento de ganar las elecciones, su propuesta fue la de la paz mediante negociaciones políticas.
En otras palabras, la democracia siempre es deliberación en el espacio público, no es ni la guerra ni la violencia un medio de la democracia, de hecho, la violencia y la guerra están proscritas por la democracia como medio de la política. Es mejor tarde que nunca para corregir el camino.
Votar por el SÍ es votar a favor del desarme total de un movimiento armado violento. Muchas muertes no habrían sucedido si este camino de la negociación política hubiese estado en la agenda de la nación. Es la tercera razón.
Otra razón a favor del SÍ es que es mejor una administración de justicia que consulte la realidad nacional que padecemos y no una administración de justicia que todo lo reduce a castigo carcelario y degradación moral. Este acuerdo, sometido a plebiscito, invita a reflexionar sobre el modelo de justicia real, es razón fuerte para votar por el SÍ.
Una quinta razón para votar SÍ es que los combatientes desmovilizados se sometan a las reglas del Estado Social y Democrático de Derecho. Asimismo, se comprometen a no continuar con las violaciones a los derechos humanos y a vivir en forma pacífica para obedecer el derecho y los derechos de las personas. Esta conducta asumida contribuye a que en la nación se supere la enfermedad de la anomia (ausencia de ley) que se manifiesta en forma masiva y pública en la no obediencia al derecho. Este acuerdo es un gran paso en esa dirección.
Sin obediencia al derecho no es posible que haya paz. Votar por el SÍ crea un ambiente favorable para que en la sociedad civil se fomente una cultura de obediencia al derecho y a su sometimiento. Este acuerdo crea unas bases políticas para esa obediencia. Una cultura de obediencia al derecho no la hemos logrado construir, esta es una buena oportunidad para ello. Es la sexta razón para votar por el SÍ y así contribuir a la democracia real.
No es verdad que se negocie impunidad alguna. Los acuerdos de La Habana son acuerdos políticos y, en su texto, en forma categórica, se manifiesta que no hay ni habrá intercambio de impunidades. Valen y comprometen al Presidente de la República, no al constituyente primario (ciudadano) ni al ordenamiento jurídico. Lo ha aclarado en la sentencia acerca del plebiscito la Corte Constitucional. El representante de Naciones Unidas, Todd Howland, recomienda no debatir en forma abstracta. Seamos realistas. Vote SÍ.
Existen otros argumentos de peso, otros puntos de vista a favor de una salida negociada al conflicto armado no internacional: salir de la tragedia de la guerra y construir un ambiente de paz es un gran argumento que se puede esgrimir para votar por el SÍ. Un acuerdo para superar la guerra bien vale la pena avalarlo con nuestro voto por el SÍ. La salida de la guerra es un compromiso de la ética pública, ¡cumplamos este compromiso!