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Creo que Colombia en este momento de crisis entendió que debemos fortalecer nuestra resiliencia. Les cuento que esta pandemia ha sido una oportunidad para reinventarme en mi trabajo y mis relaciones sociales, pues la tecnología nos permite conectarnos a través de plataformas a dialogar con esas personas con las que compartíamos y entonces no valoramos su afecto, sus abrazos y sus chistes, así que he procurado mantenerme en contacto con mis familiares, amigos, colegas y ciudadanía. Este tiempo ha sido de gran enseñanza para valorar lo simple y entender que lo más importante es la vida.
Por otro lado, es pertinente que en el Congreso empecemos a pensar en grande, dejando los debates politiqueros que dividen y ponernos de acuerdo en lo fundamental, empezando por el valor de la vida. Es necesario entender que parte de los recursos de las regalías deben ir para investigación y la creación de un gran centro de investigación inmunológico y de las enfermedades tropicales que padecemos y por las cuales muchos ciudadanos mueren, como el dengue (que deja en Colombia 79 muertes y más 119.840 casos en el 2019), el paludismo, la leishmaniasis, etc. Nos tenemos que convertir en un clúster científico para generar medicamentos para estas enfermedades y eso se logra apostándole a la investigación científica.
Otro reto es cómo ayudar a los ciudadanos, empezando por la generación de empleo, cómo acabar con uno de los grandes enemigos que tiene el país, la informalidad, que exacerbaría las consecuencias de la crisis. Necesitamos mecanismos que permitan tener información acertada sobre la población en circunstancias de vulnerabilidad, sin importar el estrato social y focalizar la ayuda, pues la solidaridad debe ser con todos y para todos entendiendo que en Colombia no debemos eliminar la riqueza, sino eliminar la pobreza y soñar que en medio de estas crisis la resiliencia guiará nuestra visión de país.
Preocupa especialmente la clase media, que conforma casi el 50% de la fuerza de consumo en las ciudades según el censo del Dane de 2019, y una recesión económica desbordada puede empujar a muchas familias a la pobreza o a circunstancias de hiper endeudamiento que dificulten su progreso. No podemos perder de vista que en la clase media están la mayoría de los empresarios de las Mipyme que emplean al 80% de los trabajadores y aportan el 35% del PIB, y es responsabilidad de los gobiernos en todos los niveles auxiliar a aquellos que han mantenido la economía del país saludable. Hacia ellos hay que enfilar los esfuerzos.
El Presidente ha hecho referencia a “contagiarnos de solidaridad”, esa es la única forma de que salgamos de esto victoriosos. Vienen retos para pensar en grande. Pdta. Sumémonos a la campaña de adoptar una familia, es momento de que nuestro corazón grande salga relucir. Al final, espero que el mundo no sea igual que antes, que tengamos verdaderos cambios en nuestras vidas, reconociendo nuestra fragilidad y poder decir con humilidad que somos mejores seres humanos.