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La Cuarta República francesa no supo hacer frente a los desafíos de la descolonización, contribuyó a la fragmentación política de Francia, y de ahí la crisis de mayo de 1958 que llevó de nuevo al poder al general De Gaulle, quien deconstruye el régimen existente y tras la aprobación por referéndum, en 1959, se instituyó la Quinta República.
La Quinta y actual República francesa, retoma principios revolucionarios del siglo XVIII (libertad individual, igualdad ante la ley y solidaridad), junto con los de la mitad del siglo XX. En palabras de Grey Anderson, las nuevas instituciones tienen rasgos del absolutismo, de la razón de Estado (Hobbes); cuentan con un soberano elegido por sufragio directo y escaso control del Parlamento, para que garantice paz, protección y vida decorosa (Baudin). Donde la representación de intereses particulares no tendría cabida.
Estos rasgos característicos de la República es lo que facilitó el denominado cordón sanitario contra la extrema derecha. Un frente republicano entre la izquierda y los macronistas unidos para impedir que el Frente Nacional obtuviera en la segunda vuelta de las legislativas una mayoría absoluta de escaños y pudiera formar Gobierno.
Como mencionamos en la pasada columna, Macron, en un intento de frenar el ascenso del Frente Nacional tras el resultado en las elecciones al Parlamento Europeo, optó por “una solución responsable”, convocó elecciones anticipadas sin que estuvieran previstas antes de dos años. “Francia necesita una mayoría clara en serenidad y armonía”, de ahí su apuesta por una campaña relámpago que disuadiría a los votantes de su coqueteo “con los extremos”, y devolvería la mayoría absoluta de la Asamblea Nacional al centro político que el representa.
Por su parte, la izquierda formó una alianza para estos comicios, bajo la iniciativa de La France Insoumise, organización de extrema izquierda que en las elecciones del Parlamento Europeo fue la segunda lista más votada.
El cordón sanitario funcionó para frenar a la extrema derecha, pero ningún partido logró la mayoría absoluta de 289 escaños. La alianza de izquierda obtuvo 182, la coalición de centro de Macron se posicionó en segundo lugar con 168 y el Frente Nacional quedó relegado a un tercer lugar con 143.
Ahora para formar gobierno el escenario es incierto, la alianza de izquierda surgió hace tres semanas e integra a los insumisos, verdes, socialistas, comunistas y trotskistas, todos con diferentes agendas y matices ideológicos, sin embargo, coinciden en la revocación de las reformas de pensiones y la redistribución de la riqueza mediante aumento de impuesto para los más pudientes, medidas impulsadas por Macron.
Surgen muchas preguntas ¿olvidarán sus coincidencias para llegar al poder? ¿Mélenchon, líder de los insumisos, que cuenta con el rechazo de propios y extraños, logrará el reconocimiento de los demás líderes de la alianza? ¿Se intentará conciliar otro nombre? ¿La izquierda moderada se mantendrá en la alianza o se dejará tentar con un posible gobierno de centro izquierda uniéndose al centro? ¿Macron entenderá que su jugada detuvo a la extrema derecha, pero que debilitó el centro?
Si no se logra consensuar una mayoría, el Presidente puede pedir a la primera mayoría que encabece un gobierno minoritario ¿a Mélenchon?, ¿se inclinará por un gobierno tecnocrático para salir del embrollo?