ANALISTAS 16/01/2025

Debí tirar más fotos

Eva Barreneche López
Abogada y consultora en Nuevas Tecnologías e Innovación

“Debí tirar más fotos de cuando te tuve, debí darte más besos y abrazos las veces que pude”. Viral en todo el mundo, esta frase del nuevo álbum de Bad Bunny, “Debí tirar más fotos”, no solo habla de aquello que no aprovechamos en su momento. Para mí, también describe perfectamente la situación del futuro laboral en Colombia: estamos tan obsesionados con aprender habilidades técnicas del “futuro” que podríamos estar dejando de lado lo que realmente importa: nuestras habilidades emocionales. Lo que nos hace únicos. Lo que siempre hemos tenido al frente.

Según el último informe del Foro Económico Mundial, “Future of Jobs Report”, 44% de las habilidades clave en Colombia cambiarán en los próximos cinco años. Esto no es cualquier cifra: significa que casi la mitad de lo que hoy consideramos esencial en el trabajo podría quedar obsoleto. Aunque para muchos la solución parece clara y consiste en que todos deberían aprender a programar, dominar la inteligencia artificial o hacerse expertos en blockchain, ¿es esto realmente lo más importante?

Y es que, por años, el Estado ha intentado preparar al talento humano en estas áreas, pero la brecha laboral sigue siendo enorme, como un ciclo que nunca deja de crecer. Parece que perseguimos una meta que, por más que queramos, nunca alcanzamos.

¿Alguien se ha detenido a pensar qué pasa con quienes no nos dedicamos a la programación? ¿Que no nos gusta o simplemente no contamos con habilidades técnicas? ¿Estamos condenados al desempleo y a los bajos salarios? Hace 50 años la respuesta tal vez habría sido: sí.

Por décadas, hemos copiado estrategias globales sin analizar nuestras propias necesidades. Sí, aprender a programar es útil, pero, de cara al futuro, la realidad es que no todos necesitamos ser expertos en código para ser relevantes. Según el informe “Future of Jobs Report”, este panorama está cambiando rápidamente, y las habilidades blandas como la comunicación efectiva, el liderazgo, la innovación y el pensamiento crítico ya mandan y mandarán la parada en los trabajos del futuro.

Sin embargo, que se esperen los sentimentales y creativos, porque estas habilidades blandas no pueden desarrollarse en un vacío y sin un plan estratégico. Requieren plataformas educativas inclusivas y accesibles para todos. ¿Dónde están los cursos que fortalecen nuestras habilidades blandas? ¿El Estado está apostándole a eso? ¿Dónde están los 150.000 cursos para enseñar a comunicar, liderar o innovar, e incluso para gestionar el estrés y la toma asertiva de decisiones?

Tal vez piensen algo como: “¿Cómo rayos ser creativo o innovador, resiliente y flexible me asegurará un trabajo en el futuro?”

No lo sé. Lo que puedo asegurar es que la vida es ciertamente una paradoja: según el Foro Económico Mundial, la inteligencia artificial podría reemplazar habilidades que hoy consideramos “el futuro”, incluida la programación de software, habilidad a la que hoy el Estado colombiano le apuesta y en la que se despliegan más de cien mil cursos. Entonces, lo que hoy parece ser el trabajo de moda, ¿seguirá siendo relevante en una década? ¿Tendrá Colombia cien mil desarrolladores susceptibles de automatización? Seguiremos abajo en esta balanza.

La respuesta podría estar en la forma en que definimos el futuro laboral. Sectores clave como la educación, el transporte y el gobierno ya priorizan habilidades como la resolución de problemas y el pensamiento sistémico. Por ejemplo, el transporte en Colombia, con problemas crónicos de movilidad, no solo necesita soluciones tecnológicas. También requiere líderes capaces de coordinar políticas integradas que aborden problemas sociales y ambientales.

Colombia necesita un reset. Hoy, nuestra planeación no es prospectiva ni preventiva, y esto nos deja siempre un paso atrás. Si queremos cubrir las necesidades del mañana, debemos planear como si ya viviéramos en el futuro. No podemos seguir creyendo que necesitamos 150.000 programadores cuando los avances tecnológicos podrían hacerlos innecesarios en pocos años. ¿Cómo podemos identificar las habilidades del futuro si lo que sabemos hoy podría cambiar mañana?

Lo único seguro es que las habilidades blandas, como la creatividad, la innovación, el pensamiento crítico y la resiliencia, seguirán siendo pertinentes. Porque, al final, el único código que la tecnología no puede reemplazar es el que nos hace verdaderamente humanos.