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En un mundo donde los semiconductores son la base de la revolución tecnológica, desde la inteligencia artificial hasta el internet de las cosas, Colombia tiene una oportunidad única de insertarse en esta cadena de valor global. El Proyecto de Ley No. 047 de 2024, liderado por el senador David Luna y respaldado por varios congresistas, busca posicionar a Colombia como un actor estratégico en la industria global de semiconductores.
Pero ¿qué son los semiconductores? En un lenguaje claro, se puede decir que son esos pequeños “cerebros” que mueven el mundo digital, más que componentes electrónicos, son el motor detrás de la automatización, la conectividad y la inteligencia artificial.
En el ámbito económico, el mercado de semiconductores registró un valor de más de US$527.000 millones en 2023 y se proyecta que alcance un billón para 2030. Según un artículo de *MarketWatch*, Asml Holding anticipa que las ventas globales en este sector superarán esa cifra, con un crecimiento anual promedio de 9% entre 2025 y 2030. Asimismo, un informe de Kpmg Colombia destaca la importancia estratégica de esta industria para la transformación digital y ecológica del país.
Con una visión integral, esta ley propone medidas concretas para desarrollar el ecosistema de semiconductores en el país, incluyendo incentivos fiscales, programas de formación avanzada, apoyo al emprendimiento y promoción internacional. Pero ¿esto es suficiente para que Colombia asuma un rol competitivo en la producción de semiconductores?
La verdad sea dicha, Colombia no puede, ni debe, intentar competir con ellos en la fabricación masiva de chips, una industria que requiere inversiones iniciales exorbitantes. pero sí puede ocupar un lugar estratégico en áreas como el diseño, el ensamblaje y el empaquetado de componentes electrónicos, replicando casos exitosos como el de Costa Rica, que ha aprovechado el apoyo gubernamental para posicionarse como un nodo clave en esta cadena.
El Proyecto de Ley 047 debe ir mucho más que una serie de incentivos fiscales. Debe ser una declaración política de que la industria electrónica es prioritaria para el país. Se destaca que la iniciativa parlamentaria incluye medidas como el procedimiento aduanero acelerado y el programa de formación en Stem y un marco para alianzas público-privadas, esencial para desarrollar infraestructura clave como laboratorios de certificación y centros de innovación tecnológica.
Aunque el proyecto es ambicioso, su éxito dependerá de una implementación efectiva y coordinada. Es necesario garantizar que las certificaciones y beneficios tributarios no se conviertan en trámites burocráticos inalcanzables. Asimismo, la promoción internacional debe enfocarse en atraer capital de riesgo y alianzas estratégicas, no solo en ferias comerciales.
Por otro lado, el programa de formación en Stem debe ser inclusivo y estar alineado con las necesidades reales de la industria. La meta de que al menos 50% de los becarios ingresen al sector productivo es un buen comienzo, pero necesita mecanismos claros de vinculación con empresas nacionales y extranjeras. ¿Cómo hacer el match?
¿Es esta la solución mágica para que Colombia entre al mercado global de semiconductores? No, pero es el inicio de un camino necesario. Este proyecto no solo fomenta la innovación tecnológica, sino que abre una puerta a la diversificación económica y a la construcción de soberanía tecnológica.
Colombia tiene talento, creatividad y un ecosistema emprendedor emergente. Ahora, con este marco legislativo, también tiene la oportunidad de convertirse en un jugador estratégico en la economía digital. Pero, como toda buena partida, el éxito dependerá de cómo juguemos las piezas.