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Conscientes de la importancia de trabajar por una Medellín y un planeta sostenible, desde la Alcaldía decidimos liderar un proceso de formulación de una agenda a nivel de ciudad que, en el mediano y largo plazo, nos permita construir el lugar donde queremos vivir y donde queremos que crezcan nuestros hijos.
Para avanzar en ese propósito contamos con una herramienta planteada por la ONU: los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que se plantean a nivel global para 2030. Compartimos esa visión y por eso creemos en una planeación estratégica que trascienda nuestro Gobierno, construida de la mano del sector privado, académico y la ciudadanía. Así pues, hemos establecido conjuntamente un marco de acción contra la pobreza, la desigualdad en todas sus formas y el cambio climático.
En la formulación de nuestro Plan de Desarrollo fueron incorporados los ODS de manera transversal, con acciones que se describen en nuestros proyectos, identificando de manera explícita los objetivos a los cuales le apuntan. 70% de las metas ODS se pueden medir en nuestro Plan de Desarrollo a través de 166 indicadores (30% restante corresponde a objetivos como “vida submarina” al que, por obvias razones, no contribuimos de manera directa).
Adicionalmente, establecimos una batería de indicadores que permite realizar seguimiento al avance de las metas. El proceso se ha hecho a nivel interno y externo, realizado también encuentros con actores estratégicos de todos los sectores de la ciudad, que han aportado a la revisión de los indicadores existentes, a la propuesta de otros nuevos, y, en síntesis, a la construcción de una agenda conjunta para los próximos años.
En este contexto, cabe mencionar MedIS 2030, programa propuesto por la Universidad Nacional y la Universidad de Antioquia, en colaboración con el consorcio científico-tecnológico europeo Cartif Masbio, que busca el desarrollo tecnológico regional en función del mejoramiento de la calidad de vida.
Uno de los aspectos más interesantes de este plan es que se enfoca en un nuevo modelo de negociación tecnológica internacional para la gestión del territorio, a fin de integrar programas de planificación sectorial, financiación y ejecución de proyectos de infraestructura con base técnico-científica.
Se trata de situarnos en el contexto ampliado de región a 2030, procurando que la tecnología sea un medio y no un fin, a través del cual la gente pueda vivir mejor.
Para 2030, pensamos el desarrollo en función de la calidad de vida de la gente y, por eso , nos hemos trazado una ruta con indicadores que se pueden medir y con información accesible y pertinente.
Necesitamos herramientas para saber si estamos yendo en la dirección correcta con los proyectos de planificación urbana, gestión de recursos, movilidad sostenible, seguridad integral, innovación social, salud, educación y cultura.
Finalmente, planearnos como territorio tiene que servirnos para mejorar como sociedad. Es decir, las metas que nos tracemos para el futuro necesariamente afectarán la manera cómo hacemos las cosas en el presente. Trabajamos por una ciudad en la que todo el mundo pueda soñar, pero sobre todo, en la que todo el mundo, sin excepción, tenga herramientas para cumplir sus sueños.
Por eso, en la ruta que hemos definido, el norte es nuestra gente. Innovar, transformar, crecer, siempre pensando en que los ciudadanos tengan cada vez mejores condiciones de vida.