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Casi tres décadas después de la introducción de la teoría de la innovación disruptiva, introducida por Clayton M. Christensen en 1995 en el artículo ‘Disruptive Technologies: Catching the Wave’, coescrito con Joseph Bower. Posteriormente, en 1997, Christensen profundizó en el concepto en su libro ‘The Innovator’s Dilemma’.
Este modelo ha influido significativamente en el entendimiento sobre cómo las nuevas tecnologías pueden transformar mercados existentes al introducir productos o servicios más accesibles o convenientes, desplazando eventualmente a las empresas líderes que no se adaptan a estos cambios. Un ejemplo clásico es la evolución de la industria automotriz, donde vehículos más asequibles como el Ford Modelo T revolucionaron el mercado al hacerlo accesible a un público más amplio. Esto confirma que el cambio siempre empieza antes de que nosotros tengamos conciencia, piensa en la “automatización”, está función se usó en 1935 en los parquímetros con tragamonedas, inventados por Carl Magee. La disrupción los convirtió en una aplicación móvil.
Uno de los riesgos de la adopción de un concepto, es que se pone de “moda”, y entonces todo es disruptivo, y la teoría el concepto son los que pierden valor, no su mala interpretación y uso; es como de locos; y eso ocurre porque muy pocas personas investigan sobre el método y su significado, solo se toma la palabra porque suena bonito, y la usamos en todo, es una costumbre, ha pasado con “transformación”, “transparencia”, “honestidad”, etc.
La verdad es que innovación disruptiva es más usada por los startups que por los incumbentes (ahora hablamos de Lean Startup). Una empresa emergente busca “perturbar” un mercado, un producto, un competidor encontrando una manera más fácil, más rápida, mejor o más económica que la actual. Entonces encuentra una forma disruptiva de hacerlo, por ejemplo, Netflix, Uber, Spotify, Waze, el caso del IPhone es interesante porque no fue hecho por una empresa emergente, fue Apple. Y es que las empresas establecidas, pueden hacer disrupción también, crean una división o unidad de negocios de innovación que actúa como un competidor desde adentro, responden a la pregunta: Si yo fuera mi competidor, ¿Qué haría para competir? ese es el inicio de un viaje muy interesante. (Lean Startup)
La disrupción no es inmediata, adicionalmente a herramientas creativas, ecosistemas de innovación (ojalá abierta) y cultura de innovación, que nos permita aprender de los errores, se necesitan dos ingredientes adicionales y fundamentales: Perseverancia y Curiosidad.
Existen muchas herramientas, una que me gusta mucho, es la que usa Disney: “Si, y..” en lugar de “No, porque…” cuando usas la opción de “sí y”, la idea crece y pierde la característica de tener un dueño, para ser de todos, además se mueve desde lo que es posible para un niño, y no de lo que es imposible para un adulto lleno de reglas, controles y paradigmas, con eso se lidia después, cuando tienes el “Market-Product Fit”, no antes. Primero debe gustarles a los clientes, no a usted.
¿Cómo innovamos para combatir a los corruptos, que son el origen de la corrupción?