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ANALISTAS 19/09/2024

Una tecnología más disruptiva que la IA

Federico Hederich
Consultor

La inteligencia artificial (IA) parece dominar las discusiones sobre transformación digital, futuro de trabajo, e innovación; pero es fácil olvidar que no es la primera vez que una tecnología disruptiva transforma el curso de la civilización. De hecho, si retrocedemos millones de años, encontraremos una tecnología que cambio de manera fundamental la manera como vivimos: el fuego.

El fuego no solo nos dio a los humanos la capacidad de calentarnos durante el invierno, cocinar, y permitió la expansión de la vida social y económica. Antes del dominio del fuego los humanos estábamos limitados por la luz del día y las condiciones climáticas. El fuego extendió la jornada productiva y posibilito la supervivencia en climas extremos, el simple acto de cocinar mejoro la calidad de los alimentos y libero energía que permitió el desarrollo del cerebro humano, contribuyendo de la evolución cognitiva. Sin embargo, si le preguntas a 100 personas ¿Saben cómo crear fuego? todas responderán que no.

El fuego dio pie a la máquina de vapor, al motor de combustión interna, a la electricidad, los microprocesadores, y a los desarrollos de la industria 4.0. Todas y cada una de las tecnologías que han transformado la manera como hacemos las cosas, han sido de amplio uso, todas han traído consigo el miedo al cambio, y todas han gritado “vamos a perder nuestro trabajo”.

Lo que tiene la IA que no tuvo el fuego, y creo que gracias a eso la humanidad no se extinguió por un gran incendio sin control, fue la adopción masiva: la electricidad tardo 46 años en tener un millón de usuarios, el internet siete, Netflix 3,5, Facebook 10 meses y ChatGPT cinco días. La lentitud con la que aprendimos a dominar el fugo nos salvó de ese gran incendio.

El fuego fue el primer paso hacia la creación de economías complejas, facilito la aparición de la metalurgia, útil para la creación de armas y herramientas impulsando la agricultura y el comercio, fomento la especialización del trabajo y sentó las bases de los sistemas económicos que hoy conocemos. Sin embargo, el fuego es tan común, y esta tan integrado a nuestra vida que lo conocemos muy poco, como lo fue en un principio la IA, ya estaba en muchas aplicaciones, y no teníamos la menor idea. Fue la IA generativa las que se hizo muy famosa, y muy rápido.

Si reflexionamos sobre el impacto del fuego, podemos obtener lecciones valiosas para comprender el futuro de la IA. Es cierto que la IA tiene el potencial de ser una tecnología revolucionaria, pero su verdadero poder dependerá de cómo logremos integrarla en los aspectos de la vida diaria que decidamos, de manera accesible y equitativa.

Aprendamos a usarla con ética y responsabilidad, y esta nos mostrará nuevos caminos más eficientes y benéficos para la humanidad, incluso tal vez nos enseñe a pensar mejor: ponemos mucha más atención en la elaboración de un “prompt”, que en las instrucciones que le damos a una persona.

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