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Analistas 21/04/2022

La gente elige

Fernanda Gómez Velásquez
Politóloga y Profesional en Relaciones Internacionales

Colombia es pasión, rezaba la famosa campaña lanzada en 2005 por Proexport y compañías del sector privado con el fin de posicionar el lado positivo de nuestro país alrededor del mundo atrayendo inversión, turismo y apertura económica. Esa pasión también está presente en la política nacional, y hoy más viva que nunca.

El próximo 29 de mayo 38,8 millones de ciudadanos podrán, en plena convicción democrática elegir al próximo presidente de la República bajo el amparo constitucional de un derecho que los colombianos gozamos y al cual bajo ninguna circunstancia tendríamos que renunciar. Si bien este proceso electoral acontece cada cuatro años, estas elecciones son especialmente importantes para Colombia; el país se juega su futuro en el marco de dos modelos de Estado diametralmente opuestos representados por Gustavo Petro, candidato de la izquierda y Federico Gutiérrez, el candidato de la gente.

Con 85,8% de aprobación al concluir su mandato como alcalde de Medellín y 1.5 millones de firmas para avalar su candidatura presidencial, Federico Gutiérrez decidió oficializar su aspiración a finales de agosto de 2021 bajo la misma premisa que lo llevó a dirigir con éxito la capital de Antioquia: gobernar desde las calles, atendiendo de primera mano las necesidades de los ciudadanos y escuchando las preocupaciones de la gente.

Con metas ambiciosas pero realizables, Fico como lo conoce la gente ha fijado varios puntos clave para consolidar un proyecto de país alrededor de la columna vertebral de su campaña: orden y oportunidades. En materia económica un crecimiento promedio de 5% en el PIB entre los cuatro años de gobierno y la reducción del desempleo a un dígito (9%) son la meta. Sobre corrupción, su propuesta es tajante en dar muerte política y perdida de investidura a funcionarios corruptos. La garantía de la seguridad en las ciudades es indispensable por tanto la meta de bajar la tasa de hurtos a 270 por cada 100.000 habitantes para el año 2026.

Gustavo Petro, en cambio, ha buscado llegar a la Casa de Nariño en tres oportunidades: 2010, 2018 y 2022. Con una estrategia muy bien articulada y escalonada de provocación a la desestabilización y deslegitimación del Estado colombiano, sobre todo las FF.AA. y de Policía ha ejecutado una oposición agresiva hacia la institucionalidad, lo cual representa un verdadero peligro para la estabilidad de la democracia y la preservación de las libertades; aun así ha conservado la vigencia suficiente para liderar las encuestas en una popularidad sopesada en el populismo de su proyecto político. Sin embargo, cada día el panorama de su virtual victoria se disipa y aplaza aún más y el país le pide todos los días una explicación más concreta no tanto de lo que tendría que hacer sino de lo que por ningún motivo podría hacerle al país.

Es tanta la incertidumbre frente a un panorama donde se imponga el modelo de país propuesto por Gustavo Petro, que hoy existe una cláusula que lleva su apellido y permite la terminación de un contrato sujeto a la ocurrencia o no de una victoria de la Colombia Humana, tuvo que acudir a una notaría con su fórmula vicepresidencial para firmar un documento donde se compromete a no expropiar a los colombianos.

Al final la única comparación viable entre ambos candidatos está en la realidad de que ya han gobernado; Gustavo Petro ya gobernó Bogotá y Fico ya lo hizo en Medellín; en este caso la realidad que hoy es perfectamente medible, congruente y contundente basada en la experiencia y no en un referente, por tanto, la última palabra es nuestra.

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