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Hace algunos años, mientras acompañaba a un viejo pescador samario a arreglar sus redes para la faena del día siguiente, conversábamos sobre cómo los cardúmenes cambiaban con el oleaje y la necesidad de estar siempre preparados. Su relato, sencillo y cargado de sabiduría, dejó en mí la imagen de que en el mar, como en la economía, los vientos de cambio pueden ser tanto aliados como desafíos.
Recientes análisis de medios internacionales -incluyendo reportajes y columnas del Wall Street Journal y Financial Times- muestran cómo las nuevas tarifas impuestas en abril de 2025, bajo la segunda administración Trump, están reconfigurando el comercio global. La tensión ha escalado rápidamente en los últimos días, acercando al mundo a una posible guerra comercial entre EE.UU. y China, generando alta incertidumbre. A continuación, se presentan sus consecuencias generales, los impactos para Latinoamérica y Colombia, y tres escenarios futuros hasta 2029, considerando la disrupción china entre otros cambios.
Las medidas arancelarias están provocando un cambio en el comercio global, generando incertidumbre y obligando a repensar estrategias. Entre otras tenemos cuatro principales consecuencias próximas:
La presión de estas tarifas reduce la demanda de ciertos productos y eleva los costos de importación, afectando especialmente a una región tradicionalmente dependiente de mercados establecidos, algunos de los impactos son:
En Colombia, el desafío es doble: adaptarse a la política proteccionista de Estados Unidos y, al mismo tiempo, capitalizar las oportunidades que trae el crecimiento disruptivo de China en la región. Una posible vía para avanzar en este propósito es Apec, como lo señalamos en un artículo anterior. La diversificación de la canasta exportadora resulta clave para enfrentar estos retos y construir una economía más resiliente y competitiva.
Desde nuestro Centro de Prospectiva analizamos escenarios a cuatro años que anticipan cambios en el comercio global, por medio de metodologías de foresight. Estos escenarios reflejan tensiones y oportunidades, con el ascenso de China y las respuestas de América Latina, especialmente Colombia. Prepararse ante estas posibles trayectorias será clave para una inserción estratégica e4n la economía futura. A continuación, un resumen de cada uno de ellos:
Ante este panorama, es crucial que Colombia adopte una estrategia integral de comercio exterior que fomente la diversificación y modernización.
Recordar aquella conversación con el viejo pescador me lleva a pensar que, al igual que él ajustó sus redes para enfrentar los cambios de cardúmenes, Colombia debe prepararse para las múltiples incertidumbres del futuro. Esta preparación requiere una mirada de largo plazo y compartida, en la que el país se adapte a los nuevos vientos del comercio global sin perder su identidad y propósito.
Así, como el mar que siempre ofrece nuevos horizontes, nuestro destino económico se construye con estrategia, cooperación y la inquebrantable capacidad de adaptación para asumir los nuevos retos globales con una mirada de futuro.