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Miles de colombianos nacionalizados españoles gracias a la ley de sefardíes originarios de España, tendremos por primera vez la oportunidad de elegir un gobierno en ese país. Con casi 400.000 compatriotas residentes en España, los colombianos no solo nos preciamos de tener un estrecho vínculo con la Madre Patria, sino que muchos ahora tenemos la tarea de decidir su destino.
Para no ser simples “españoles de papel” necesitamos ver más allá de los beneficios migratorios, las becas y las oportunidades que nos ofrece el estado de bienestar europeo, y más bien pensar en qué podemos hacer para engrandecer a esa nación, a la que estamos unidos espiritual y culturalmente desde hace más de 500 años.
Y entre las tantas listas de candidatos para optar, hay una que se destaca por la audacia de su visión, por su unidad de criterio, por la grandeza de sus aspiraciones y por tener el perrenque necesario para llevarlas a cabo.
Su desafío a lo políticamente correcto (ante el que han claudicado tantos partidos), su coraje ante la violencia callejera y la estigmatización de los medios, y finalmente, la derrota del cordón sanitario que el resto de partidos pretendió imponerle, le ha dado ese aire de frescura con el que ha conquistado el voto de los más jóvenes, quienes cuando tienen opción suelen escoger el heroísmo antes que la conformismo.
En una época en la que los políticos de carrera se arrodillan sin dudar ante quienes fabrican la opinión pública, niegan impasibles la identidad cultural a la que le deben la civilización y el progreso, sacrifican la unidad y la dignidad nacional para entregarse sin rubor a indigenismos y terrorismos, a cambio de unas mezquinas cuotas de poder; este partido ha asumido en solitario la defensa del legado cultural hispánico, patrimonio común de España y América.
Y es que el mayor fruto del genio español no ha sido el acumular riquezas y poder, el desarrollar tecnología o el haber tenido un Imperio donde no se ponía el Sol, que todo esto lo hizo; sino el haber fundado una civilización que en el cenit de su gloria vio natural adoptar como hijos a los pueblos conquistados de América, prohibió su esclavitud, tomó medidas para protegerles en su persona y en sus bienes, procuró enriquecerlos cultural y espiritualmente, fomentó el mestizaje, y hasta detuvo sus conquistas en 1550 para cuestionarse por la justicia de sus títulos, lo cual configura el verdadero amanecer de los derechos humanos.
Así liberó a todo un continente del violento tribalismo que en él predominaba, y permitió el nacimiento de una gran nación mestiza, fruto del amor entre españoles e indígenas, del cual, como decía Agustín de Iturbide, somos hijos todos.
Ante el apogeo de partidos que cosechan su capital político sembrando división y sometiendo a sus electores a la esclavitud del odio, del resentimiento y de la dependencia del Estado, lo cual al final no consigue más que desmoralizarlos y resquebrajarles su alma; hoy tenemos la opción de votar por un partido que ofrece una esperanza de libertad auténtica, de unidad y de prosperidad. Esperanza que ilusiona no solo a España, sino también a Hispanoamérica. Adelante VOX, adelante Abascal, que como dijo Hernán Cortés “basta el ánimo para conquistar el mundo”.
