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Ha sido una constante informar acerca de la dinámica de producción cafetera en Colombia, de las exportaciones y de las importaciones. En este momento y a manera de contexto, daré tres números gruesos que nos permitirán entrar en materia. La producción de Colombia con corte a junio volvió a romper la barrera de los 12 millones de sacos en el año móvil, las exportaciones del primer semestre del año crecen 15% y las importaciones registran el mínimo en los últimos cuatro años con un decrecimiento de 48% en el año móvil. Estas cifras muestran un dinamismo de la caficultura, que acompañado de un repunte del precio internacional del café, nos permiten avizorar que en 2024 las exportaciones de café no solo rondarán los US$3.500 millones, sino que retornará la rentabilidad al cultivo de las familias caficultoras.
Entrando en materia, en los últimos años el consumo de café en los hogares colombianos ha experimentado una notable transformación. Aunque el volumen de consumo no ha crecido significativamente, la diversidad de marcas y el valor de la categoría han aumentado de manera considerable, reflejando un mercado en constante evolución y adaptación.
La oferta de café en Colombia se ha diversificado de forma sorprendente. Los consumidores colombianos ahora tienen acceso a una vasta gama de marcas que ofrecen distintas variedades y presentaciones de café. Desde los tradicionales cafés molidos, hasta las innovadoras cápsulas, pasando por cafés instantáneos premium y en la punta de la pirámide los cafés de especialidad con infinidad de perfiles sensoriales, la variedad es impresionante.
Esta proliferación de marcas ha sido impulsada tanto por nuevos emprendimientos locales como por la expansión de marcas ya consolidadas. Empresas emergentes han encontrado su nicho ofreciendo productos diferenciados, como café orgánico, variedades exóticas, agregación de valor gracias a procesos poscosecha disimiles y exploración de métodos de preparación. Este aumento en la oferta refleja una mayor competencia en el mercado, lo que beneficia a los consumidores con más opciones y mejor calidad.
A pesar de que el volumen de consumo de café en los hogares colombianos se mantiene de alguna manera estable en los 2,2 millones de sacos, el valor de la categoría ha experimentado un notable incremento. Cuando analizamos el consumo de hogares en Colombia, encontramos que el volumen del Q1 de 2021 es casi igual a las 10.270 toneladas del Q1 del 2024, pero el incremento en valor de ese mismo periodo es de 62,5%, y de 23,9% si se compara con el mismo trimestre de 2023. Con algo muy relevante y es el que en 92,6% de los hogares encuestados hay café, cifra récord en los últimos cuatro años.
El interés por productos de alta calidad y de especialidad ha transformado el mercado. Los consumidores buscan experiencias únicas y están dispuestos a invertir en cafés que prometen un sabor superior y una historia detrás del grano. Marcas que se enfocan en la calidad del producto, la trazabilidad y la sostenibilidad están captando la atención de los compradores, lo que eleva el valor de la categoría sin que necesariamente aumente el volumen de consumo. Los productos clasificados como premium en el mercado colombiano crecen a un mayor ritmo, un segmento que en el ultimo año crece 53,4% en valor y 27,2% en volumen.
La globalización y el acceso a información han permitido a los consumidores colombianos estar al tanto de las tendencias internacionales en el consumo de café. Esto ha llevado a una mayor apreciación por los cafés de especialidad y por la cultura del café, fomentando un consumo más consciente y selectivo, teniendo a los jóvenes liderando esa tendencia.
El mercado del café en Colombia está en una fase emocionante de evolución. La creciente expansión de tiendas de café, que acuden a la experiencia en taza como el elemento central de su oferta revitaliza nuestra misión gremial. Hoy desde Fedecafé saludamos a esas decenas de empresas que han elegido ser protagonistas, a las que llamo los “pequeños grandes tostadores de Colombia”, y que se convierten en los trend setters del mercado. La gran mayoría de ellos no solo abren brecha en el consumo interno, sino que también exportan café de especialidad o incluso abren sus tiendas en el exterior.
Para las marcas, el reto y la oportunidad radican en continuar innovando y diferenciándose, ofreciendo productos que no solo cumplan con las expectativas de sabor y calidad, sino que también respondan a las demandas de innovación, nuevos momentos de consumo, sostenibilidad y responsabilidad social. Para los consumidores, este es un momento para explorar y disfrutar de una amplitud de opciones que enriquece la experiencia cotidiana del café colombiano.
En resumen, el consumo de café en los hogares colombianos está marcado por una diversificación de marcas y un aumento en el valor de la categoría, reflejando un mercado vibrante y en constante transformación. Este fenómeno no solo fortalece la economía local, sino que también enriquece la cultura y las tradiciones del país, asegurando que el café siga siendo un pilar central en la vida de los colombianos.