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Lograr el desarrollo productivo equitativo, innovador, sostenible, exportador y soberano, requiere primero de foco y visión, complementados en su definición y materialización con estrategia y táctica; así para ponernos al día necesitamos de focalización en sectores estratégicos caracterizados por tener “alta integración de valor agregado y pendiente elevada en la curva de desarrollo tecnológico”, tales como los vehículos en general, con subsectores como el automotriz en claro retroceso en Colombia con la ida de GM y Renault que soló ensamblaron, pero nunca desarrollaron toda su rica cadena de valor.
El aprovechamiento de alianzas con corporaciones transnacionales como las antes mencionadas, significa brindar la requerida tracción para viabilizar el crecimiento y consolidación de la Mipyme nacional proclive al saber y cadenas globales de abastecimiento, junto al florecimiento de nuevos clústeres en eslabones dentro de la cadena de valor como: diseño, nuevos y mejores usos de la energía, nanotecnología, nuevos materiales, mecatrónica y robótica, además lo relacionado con el nuevo entorno digital y la IA, entre otros.
Ignorar lo anterior significará seguir haciendo más de lo mismo, pero sobre todo alejar cada vez más la fronteras y capacidades del poder hacer que garanticen supervivencia tecnológica y comercial, porque seguirán en incremento la dependencia de importados de alto valor, junto al déficit en la balanza de pagos. De ahí resulta fundamental fomentar los mencionados sectores desde lo medular es decir la inversión de capital emprendedor y capital humano de clase mundial; a lo esencial con acertadas políticas fiscal y tributaria, de empleo y sectoriales; hasta lo habilitante con debida seguridad jurídica, garantía de orden público, estabilidad monetaria y cambiaria, más adecuada provisión de infraestructura.
Los recursos públicos son escasos siendo preciso que las cajas de herramientas respondan al máximo a sus posibilidades, donde los estímulos de todo orden tienen un rol preponderante, en especial aquellos que no significan esfuerzo fiscal pero tienen gran potencial para desatar ciclos virtuosos de gestación y crecimiento de la medular masa crítica, siendo útil el escáner de política que revise por sector características del mercado, tamaño nacional e internacional, estructura de la competencia, complejidad tecnológica, cadenas productivas y clústeres, economías de escala, junto a la participación en el agregado nacional.
Es ahí donde definir los dinamizadores y catalizadores productivos y los actores que los componen se convierte en el ingrediente sistémico clave y crítico para alcanzar el umbral deseado. En primer lugar, con el cómo que son precisamente los dinamizadores en tanto crean o no ciclos virtuosos y son tres: disposición del alto gobierno, política pública y acuerdos público-privados; donde la calidad de estos es precisamente la que determina el grado de virtuosismo.
Pero su labor no podría darse sin los catalizadores que inducen y propician la reacción deseada entre los cuales están: gremios, entidades de desarrollo, universidades, centros I+D, firmas de consultoría y bancos de inversión.