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Reflexionar sobre cohesión y contrato social, conceptos interrelacionados, resulta apropiado ante la opaca circunstancia de la actual política nacional; asunto tratado por el Instituto Alemán de Desarrollo y Sostenibilidad, en reciente estudio (IDOS Policy Brief, No. 3/2024), que destaca elementos claves de ambos conceptos, útiles para comprender y caracterizar a sociedades y países, porque arrojan luz sobre las relaciones entre los miembros y grupos de la sociedad con las instituciones del Estado, usados con mucha imprecisión; así sus fortalezas analíticas y tensiones no han sido bien manejadas en el análisis de políticas y diseño de proyectos, además de pasar por alto sus sinergias.
El contrato social hace hincapié en los resultados intercambiados entre grupos sociales con las autoridades gubernamentales, es la suma de acuerdos formales e informales entre los actores sociales con el actor en el poder, normalmente gobiernos legítimos; de ahí es acerca de los derechos y obligaciones de unos entre sí y hacia el otro. Éste varía enormemente entre países y determina la estabilidad en las relaciones entre el Estado y la sociedad.
La cohesión social, por el contrario, se refiere a la calidad de las relaciones entre individuos y grupos sociales con el Estado; los valores, normas y actitudes subyacentes que dan forma a estas relaciones. Pudiera caracterizarse como el pegamento que mantiene unida una sociedad y le permite desarrollar una visión compartida; de ahí se refiere a relaciones horizontales entre miembros de la sociedad y verticales entre actores sociales e instituciones políticas.
Contrato social y cohesión se afectan mutuamente. El contrato social contribuye a la cohesión porque el intercambio regular y predecible de resultados entre los grupos sociales y el Estado, crea una interdependencia que fortalece la confianza mutua, la voluntad de cooperar y el sentido de identidad común. Así, el contrato social es más resiliente y sostenible, si se funda en sociedades cohesionadas.
El contrato social ayuda a entender el “dar y tomar” por país y muestra dónde los gobiernos podrían mejorar resultados en la sociedad, por lo tanto, hace que las relaciones entre Estado y sociedad sean más estables. La cohesión social, a su vez, ayuda a determinar qué mantiene unidas a las sociedades y qué atributos intra sociales en las relaciones pueden o deben fortalecerse.
Estos conceptos convergen con el capital social incorporado a los estudios sobre el desarrollo en 1993 por Robert Putnam en su obra “Making Democracy Work: Civic Traditions in Modern Italy”, donde argumenta que la confianza social de las personas que integran una sociedad se incrementa en la medida que existe una sociedad civil basada en organizaciones horizontales, junto a crear un entorno social que demande y fomente gobiernos más responsables y sensibles hacia el bien común.
Así, ante tanta incertidumbre por al tratamiento que el gobierno actual le está dando al contrato social, con nefastas implicaciones en la cohesión y capital social, bien vale la pena que revise muy bien lo hecho y por cometer de cara a sus banderas sociales. La historia social los juzgará por lo anterior.