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A la pregunta, ¿cuál es el factor clave de éxito para desarrollar las Cadenas Globales de Valor (CGV) en Colombia basado en la experiencia internacional?, respondo que está en la capacidad de atraer capital extranjero de calidad, es decir, el asociado con la fabricación de productos con altísimo valor agregado, vale decir integrado con múltiples componentes en sus líneas de ensamble y por lo tanto, proclive a complejas y dinámicas cadenas de suministro que lo surtan, siendo además sectores con pendiente elevada en la curva de desarrollo tecnológico, que habiliten la apropiación de la frontera del conocimiento para poder expandirla, todo lo cual generaría externalidades positivas económicas y sociales.
Así las cosas, no importa si este capital busca eficiencia o recursos en tanto mejore la expansión de las CGV, uno de los desafíos pendientes de resolver para insertarnos en la economía del conocimiento, con especial foco en el fomento de las micro, pequeñas y medianas empresas especializadas basadas en el saber, pero además fundamentadas en la explotación sustentable, tales como el diseño industrial, los nuevos y avanzados materiales, la nanotecnología, la eficiencia energética sumada a nuevas fuentes limpias de energía, la mecatrónica y robótica, la manufactura 3D, la biotecnología, y el nuevo entorno digital que agrupa la ciberseguridad, IoT, big data, analítica, más nuevo y mejorado software y VR/AR, entre otras; todas líneas de abastecimiento sostenible del capital extranjero de calidad, que en un país como Colombia tienen enormes posibilidades y potencial para contribuir en el futuro.
Las lecciones mundiales muestran como paradójicamente los países del sudeste asiático inmersos en regímenes socialistas como Vietnam, Camboya e inclusive la China, o en Europa central, casos como República Checa, Polonia y Eslovaquia, han manejado con un pragmatismo fenomenal esta crucial variable catalizadora, traducida en crecimientos maravillosos para sus economías, lo cual se observa también en países con otros paradigmas como Malasia, Tailandia y Singapur; todos ejemplos globales al respecto.
Por eso independiente de si dicho capital aumenta márgenes, la circunstancia actual de interconexión e interdependencia pese al covid-19, permite con los estímulos tributarios adecuados que no generen lagunas fiscales, pero si brinden garantías a la inversión greenfield, aunadas a la correcta infraestructura, junto a la debida tarifa arancelaria y la requerida estabilidad institucional, se traduzcan en beneficios que redunden en aumentos sustanciales en productividad, el emprendimiento y empleo calificado, con la consecuente reducción de pobreza así como mejora en la balanza comercial y crecimiento equitativo y sostenible del PIB; que ante la relocalización de factores para el capital extranjero de calidad que trajo la pandemia, abre espectaculares ventanas de oportunidad para aprovechar en beneficio de los países en desarrollo como Colombia.
Sin embargo, creo que la normativa de las megainversiones será insuficiente para esto, ojalá me equivoque.