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Analistas 26/10/2023

Comunismo delirante

Germán Bolívar-Blanco
Analista y consultor

Petro lleva un año largo de fallidas reformas de cambio social que solo buscan protagonismos, sin modificaciones de fondo sino maquillaje estatista, como la de la salud en ciernes o peor la del empleo que atenta contra la clase obrera que dice defender, al enterrar cualquier posibilidad para formalizar y generar trabajo calificado, único camino para reducir pobreza y distribuir riqueza con dignidad y genuino amor social. Ni que decir de las asociadas a la justicia y denominada paz total, que tal como las planteó atentan contra la tranquilidad, el orden público y la armonía cívica en todos los territorios, para abrir puentes hacía la impunidad y la narcotización estatal.

Tampoco se queda atrás la de transición energética por su frenético deseo de figuración mundial sobre el deterioro y riesgo del medio ambiente, algo cierto pero que ante la falta de compromiso y acciones de Estados Unidos y la China principales responsables de esto, no se puede condenar a la nación al desastre en su balanza fiscal y comercial, más la vulnerabilidad que producirá tal política en el mediano plazo por estar contra la industria extractiva que sí avanza de la mano con las mejores prácticas ambientales, sociales y de gobernanza, ASG.

Sin embargo lo que más llama la atención frente al estilo y formas inconsultas de este gobierno que no realiza el debido debate, ni menos le importa considerar la opinión de las fuerzas vivas del país en su obsesión con la filosofía comunista como lo mostró Petro en Alemania el pasado julio, donde exhibió su pensamiento totalitarista al lanzar diatribas delirantes frente el mayor logro contra el despotismo, la caída del muro de Berlín, trágico monumento al cinismo y negligencia de la política moderna.

Situación que tiende a agravarse por su discurso polarizante en contra del capital, donde el ministro Umaña lleva el balón con narrativas nada amigables con la inversión, sobre todo la virtuosa o liderada por las mejores prácticas ASG, en especial en sectores proclives al saber con alto eslabonamiento productivo, frente al sesgo de la economía popular que no pasa de ser sino sofisma de distracción, un elemento más en la populista retórica gubernamental sin hechos ciertos, vale decir la típica demagogia con que extremistas de derecha e izquierda buscan seducir y confundir.

Conviene aclararles que no todo el capital es igual, donde desprestigiarlo sin diferenciar entre especulativo y virtuoso, se cierne como la principal tarea multilateral pendiente. Por eso el Partido Conservador desde su inicio hace 174 años se diferenció del liberal, al defender a los artesanos y la producción nacional de la libertad indiscriminada de los mercados, con intervenciones acertadas en la política pública para corregir asimetrías y fallas, sin acabar un sistema abierto a mejoras incrementales, que nunca el estatismo a ultranza podrá emular.

Todo lo anterior podría traducirse en cataclismo que se ve venir galopante, por eso llamo a actuar solidariamente para frenar y evitar estos despropósitos contra la nación y el bienestar general. El camino para construir colectivamente un mejor mañana se funda en lo que tenemos y podemos mejorar, sin destruir.

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