Eslabones Perdidos IV: Incentivos y Estímulos

La discusión dejo de ser sí intervenir o no en el desempeño de los mercados e industrias, en tanto cada vez hay mayor conciencia sobre esta necesidad para corregir fallas y asimetrías además de mejorar la eficiencia y transparencia en la formación de precios, siendo la disyuntiva ahora, ¿cómo intervenir un mundo transaccional con enormes poderes buenos y malos pero aún ocultos?, así que como se interpreten y apliquen los principios y valores de la ostenibilidad, inclusión, innovación y soberanía que subyacen en su despliegue, esto da cuenta de la realidad con diagnósticos y recetas reconocidas de un problema secular.

La respuesta y solución perdida al interrogante de ¿cómo intervenir?, está en el diseño y ejecución de instrumentos de política pública que contribuyan en forma sustantiva a resolver problemas prevalecientes y lograr propósitos, donde para eso los incentivos y estímulos bien concebidos representan una suerte de Gracia Divina útil como detonante para desatar nudos gordianos y desplegar ciclos virtuosos y prósperos que cierren brechas sociales y económicas, habilitantes del catch-up para el desarrollo sostenible.

Son muchas las virtudes que recogen y se expresan en los incentivos derivados en su correcta concepción, siendo al respecto el fiscal y financiero un factor preponderante de evaluación, así el análisis crítico del costo y riesgos que conllevan, en contraprestación de los beneficios sociales, ambientales y económicos que representa su implementación, debería ser el derrotero que guíe la hoja de ruta para el catch-up, malograda por las capturas de grupos de interés, agendas cortoplacistas y la rampante corrupción.

Existen múltiples posibilidades de estímulos virtuosos por descubrir que servirían efectivamente a solucionar el cumulo de problemas heredados, que ante la incertidumbre que representan el populismo y las ideologías alienantes de los extremos que parecieran exacerbarse en detrimento de los segmentos más necesitados de la población; corresponde a los asociados con el desarrollo productivo y la nueva industrialización agropecuaria manufacturera y de servicios, fundada sobre la sustentabilidad y la digitalización, ser llamados eje central, columna vertebral y corazón de la evolución del sistema socioeconómico.

La idea de los beneficios de los incentivos no es nueva, vale recordar que hace 88 años en 1.936 John Maynard Keynes en su obra cumbre “Teoría general del empleo, el interés y el dinero”, formuló que los resultados de la economía provienen de los estímulos, a su vez generadores de expectativas que potencian resultados en círculos virtuosos que le dan rumbo a la senda de crecimiento deseado, donde las instituciones gubernamentales tienen la capacidad para generar los estímulos necesarios para llevar a la economía a determinados escenarios y así controlar o direccionar su recuperación.

El gran reto, el desafío mayor, está en diseñar incentivos con el menor costo fiscal y mayor impacto positivo para a la sociedad, el ambiente y la economía, donde la claridad de propósito junto con la voluntad férrea resulta fundamental para encarar y salir avante en este fundamental proceso.