MI SELECCIÓN DE NOTICIAS
Noticias personalizadas, de acuerdo a sus temas de interés
La natalidad se debilitó con la ética y la felicidad. Según el Informe Mundial de la Felicidad (t.ly/ci01g), que en promedio evalúa a 150 países, Colombia tuvo su peor clasificación, 80, durante el gobierno de Iván Duque. Actualmente, ocupa el puesto 53, arrastrando deudas estructurales en: apoyo social (55), emociones negativas (64), PIB per cápita (66), libertad (73), desigualdad (105), benevolencia (122), generosidad (131) y percepción de la corrupción (110).
Falta misericordia y sobre maldad. Con todo, la palabra clave es “desmoralizar”, que significa “corromper” y “desmotivar”: inevitables crisis modernas, porque el autoconocimiento y el razonamiento moral son asignaturas pendientes. Intentando subsanar esos vacíos, presento una síntesis de enfoques o diagnósticos, para explorar la influencia de las emociones automáticas, los atajos cognitivos -v.g. sesgos o heurísticas- y los premios/castigos que trivializan nuestra moralidad o agencia.
Kohlberg distinguió tres niveles de madurez moral: oportunismo, conformidad y trascendencia (t.ly/qwXYZ). Por su parte, Schwartz describió los valores como estructuras cognitivas cargadas de afecto, fundamentales para predecir y explicar nuestras acciones. Estos valores forman jerarquías motivacionales que se ubican dentro de dos dimensiones: conservadurismo-reformismo y egoísmo-trascendencia.
Haidt, al explorar el intuicionismo social, alertó sobre cómo la presión situacional influye en nuestras decisiones. Él identificó narrativas morales heredadas o inconscientes que guían nuestras acciones. Otros, como Bandura, resaltan la importancia de honrar ideales que buscan reconciliar la experiencia subjetiva con la integridad frente al entorno.
En el análisis de los conflictos, Thomas distingue tendencias evasoras, sumisas, opositoras o simbióticas, según cómo se valore la relación y se distribuyan las pérdidas y ganancias. A su vez, el eterno debate sobre si las personas malas nacen o se hacen se enfrenta a la propuesta de Reimer, quien habla de una “Enfermedad Moral”, señalando que existen trastornos que permiten sobrevivir o sobresalir en determinadas épocas.
En un entorno competitivo, los “antisociales” pueden prevalecer al romper reglas o abusar de los demás. Bandura destacó la desconexión moral, que nos permite racionalizar conductas inmorales mediante mecanismos de defensa, como la justificación del “mal menor” o la deshumanización del otro.
Rest diseñó un cuestionario sobre dilemas morales, invitando a las personas a ponderar sus prioridades. Lind, por su parte, propuso el concepto de competencia moral, que mide nuestra habilidad para analizar críticamente las diferentes facetas de una situación, distinguiendo entre aspiraciones, opiniones y hechos.
Tremblay, al hablar de motivación, distingue entre la desmotivación, el cumplimiento obligatorio y la plenitud, donde la coherencia y la voluntariedad son claves. Finalmente, Miller señaló que la ética laboral, enfocada en la eficiencia, contribuyó al síndrome de desgaste ocupacional (burnout), una forma de distrés moral, caracterizada por desesperanza e impotencia.
La desmoralización se manifiesta como cinismo, racionalización y deshumanización. Sin embargo, como seres humanos dotados de empatía, tenemos la capacidad y la responsabilidad de superar estos obstáculos y cultivar nuestra integridad moral. Esto requiere cuestionar nuestras intuiciones, resistir las presiones sociales y situacionales, y esforzarnos por llevar una vida más auténtica y significativa.
La moralidad es una elección diaria que define quiénes somos y el legado que dejamos. Incluso en las circunstancias más difíciles, siempre tenemos el poder de hacer lo correcto y tratar a los demás como nos gustaría ser tratados. Este comportamiento es el mejor ejemplo que podemos ofrecer a nuestros seres queridos y colegas.
En un entorno polarizado y en condiciones desventajosas, es complicado mantenerse fiel al “justo medio”. Acepte el desafío de reflexionar e intentar ser alguien bueno, una y otra vez.