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Analistas 12/06/2019

Reality institucional

Germán Eduardo Vargas
Catedrático/Columnista

Desde la Convención Bancaria, donde un Nobel de Economía dijo lo que le convenía a quienes le pagaron, nuestro Gobierno Corporativo protagonizó otro episodio de su reality institucional.

Aunque según nuestra Constitución el Banco de la República (Banrep) es independiente, y como autoridad monetaria representa exclusivamente el interés de la Nación, la presencia del Ministro de Hacienda en su Junta Directiva, y la adicional injerencia del gobierno de turno en los nombramientos de sus miembros, introduce conflictos de intereses y grupos de presión.

En esta oportunidad, el Gerente del Banrep (JJE) realizó declaraciones que marcan tres puntos relevantes: 1. la economía (se estancó), 2. la polarización (afecta la economía), y 3. el Dane (y su legitimidad). Respectivamente, los fundamentales del país siempre han sido mediocres; el crecimiento ha sido limitado, desequilibrado e insostenible. Incluso, algunos datos se parecen a los de la Eurozona, que ha seguido el rastro de Japón.

Ahora que tienen la responsabilidad, también niegan la polarización; olvidan los altisonantes juicios y descalificativos realizados a Santos. Sin embargo, desesperados, convocan toda clase de inefectivos Pactos Nacionales y Comisiones de Expertos, que conectan con el último punto: la información gubernamental tiene pocos adeptos.

Tal como sucede con la JEP, no parecen dispuestos a decir la verdad (y a reparar). Subordinados, los datos sobre desempleo, pobreza, poder adquisitivo o equidad, son risibles. Las encuestas se pueden manipular, y las estadísticas maquillar (framing).

Según el MinHacienda, JJE “violenta una de las mejores prácticas de los bancos centrales”; esta víctima de la guerra, la injusticia social y la corrupción, utiliza palabras interesantes: ¿Se trata de censura velada? ¿Simplemente usa el código impuesto por aquel Senador que exige a Naciones Unidas que «respeten»? Personalizan el disenso y, defendiendo posiciones particulares, olvidan los intereses de la Nación: ¿Alguna vez cuestionaron a las Calificadoras de Riesgo? ¿Acaso son modelo de prudencia las comunicaciones del Centro Democrático?

En la era 2.0 es normal que los miembros de los bancos centrales expongan motivos, creencias, supuestos o apreciaciones; así lo demostró la Fed, mientras jugaba a llevarle la contraria a Trump. Consabido es, en todo caso, que los comunicados políticos, económicos y bursátiles son pura ‘paja’ -parafraseando al honorable y respetuoso MinHacienda-; hay que leerlos entrelíneas, pues manipulan con sicología positiva: otra pseudociencia “etérea, que no tiene fundamento en una explicación empírica, medible y, por lo tanto, son opiniones filosóficas, carentes de seriedad” (ídem).

El ideólogo de la mermelada es digno representante de esos culebreros; incluso nuestro MinComercio, clamando ‘optimismo-manía’ (sufijo cuyas definiciones incluyen: “síndrome o cuadro clínico, por lo general episódico”; “preocupación caprichosa y a veces extravagante”; “afición exagerada”).

En pleno bicentenario, la tal separación de poderes no existe. Necesitamos una Constituyente para simplificar el Legislativo, independizar el Dane y asegurar una Junta Directiva en el Banrep sin intervención gubernamental.

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