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Analistas 13/01/2021

Renuncia o revocatoria: cinismo o civismo

Germán Eduardo Vargas
Catedrático/Columnista

Además de señalar negligencia, incoherencia y cinismo en las autoridades del Estado, es necesario reflexionar sobre nuestro civismo.
Extraño, mientras asimilábamos la pandemia, los conductores acataban los semáforos, y no cazaban peleas; hasta cedían el paso a los peatones. En las ciclovías, había orden; Transmilenio y los comercios respetaban el distanciamiento; y en las zonas residenciales se percibía convivencia. En suma, algo parecía funcionar porque casi todos ayudamos.

Quizás ocurrió porque estábamos recluidos, pues la caótica normalidad retornó: 1) muchas personas, hartas de las restricciones, se contagiaron de la anarquía que siempre ha reinado; 2) nuestro Estado, fallido, es tan fantasmagórico como los exteriores durante el confinamiento; y, 3) carecemos de autoridad (moral) para hacer cumplir las normas.

En consecuencia, los robos son tan asiduos como las infracciones de tránsito, convivencia y bioseguridad, y es frustrante intentar cualquier denuncia. En el país de las empresas de vigilancia y seguridad, nuestros «héroes» también deshonran el servicio. Y llamar a la Línea 123 es perder tiempo, pues suena ocupado o tardan haciendo preguntas redundantes, aunque al tratarse de emergencias se requiere acción inmediata; además, es usual que no llegue ayuda, y nunca verifican si el requerimiento fue atendido y resuelto.

Así las cosas, los vehículos de tracción humana y eléctrica invadieron las aceras; y en el Sitp, así como en las calles y los puntos comerciales, es fácil detectar humanos que no utilizan (adecuadamente el) tapabocas: también perros sin cadena o bozal, porque sus dueños abogan que no muerden o están entrenados, para contravenir el Código de Policía.

Sin administración de consecuencias, nadie asume responsabilidad. Muchos son su propia ley, y cuando un ciudadano «observa» a quienes infringen normas, se expone a agresiones. Entretanto, centros comerciales, Ktronix, Éxito, Policía, Línea 123 y Alcaldía, ignoran quejas, reclamos y sugerencias, verbales o escritas, a través de sus representantes o canales institucionales, pues sólo reaccionan ante las escandalosas denuncias publicadas en redes.
Colmo de males, mientras las UCI colapsan, el Sitp es una bomba biológica, tal como el aeropuerto y próximamente los colegios. Además, la Alcalde abandonó el barco en avión para disfrutar vacaciones, cual honorable congresista.

La misma que violó el confinamiento en Carulla, solicitó a Duque que le concediera las vacaciones causadas en un período que no había vencido, 31/12/2020, y el Gobierno las aprobó de manera anticipada en Navidad. Luego, declaró mediante Twitter que tuvo reuniones de trabajo con Ministros (3/1/2021), aunque había anunciado que, por “estrictas necesidades de servicio”, se reintegraba el 11/1/2021. Temo que demande a la Nación por acoso laboral; finalmente, anunció que su regalo de Reyes Magos era que reasumía «presencialmente» el 5/1/2021.

Amerita investigación; pero en el país de los regímenes especiales esa indolente minoría recibe tratamiento VIP, aunque incumpla deberes o viole normas, tal como la mayoría ciudadana, que se ampara en la excusa de que ellos lo hacen, y no perciben (los mismos) derechos. Demostremos civismo. Exijamos renuncia o revocatoria, y convoquemos Constituyente para reivindicar el Estado Social de Derecho.

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