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Analistas 14/11/2024

Victorias pírricas

Germán Eduardo Vargas
Catedrático/Columnista

Continuista, postulando falsos dilemas, la democracia electoral sigue en decadencia. Ahora, su “voto castigo” premió a un tóxico ex gringo, porque su rival secundó a un presidente interdicto.

Candidata advenediza, nominada a dedo, la vigente VP estadounidense pasó de fracasar en las pocas misiones que le delegaron, a improvisar postureos. Su traición y forzada inclusión consumaron la peor opción para una potencia debilitada, y un trastornado Partido Demócrata, dedicado a “defender el statu quo” y “abandonar a los trabajadores” (@BernieSanders, 6/11/2024).

Confundida, Kamala alternó su presentación como víctima -mujer, negra o india- y juez con autoridad para sentenciar, pero jamás expuso algo heroico ni promisorio. Sin argumentos, imitó los ataques ad hominem de Trump, y al final, tan mala perdedora como Él, intentando retrasar el reconocimiento de su derrota, dejó plantados a quienes la apoyaron.

Además de manipular las encuestas, hay quienes maquillan el impacto de la diversidad en la gestión pública. Sin embargo, esa representación tiende a defraudar porque se contagia del patrón, y quienes toman posesión olvidan su vulnerable origen o terminan retocando la desigualdad transversal.

Evidencias inéditas de esas globalizadas disonancias, en la arena democrática, Merkel acumuló tantos periodos como Putin o Maduro; los mandatos Obama fueron pálidos, y el Gobierno del Cambio fue igual que los predecesores: perverso. Entretanto, en la cantera presuntamente meritocrática, las altas cortes exhiben interseccionalidades, desde negras-conservadoras hasta clientelistas-transfuguistas.

Improntas de este fenómeno, las marcas de productos femeninos, dirigidas por mujeres, diseminaron el impuesto rosa. Y en las clasistas juntas directivas, donde los oligopolios afianzan la inflación por avaricia, cohabitan caciques de la economía plateada o herederos millennial.

Prisioneras de las apariencias, la «discriminación positiva» resultó ser tan negativa como la «acción afirmativa». Verifique esto auditando los pobres aportes y opulentos prontuarios de las VIP tecnócratas, como Lagarde, Georgieva o Yellen, quienes, dirigiendo el FMI, el BCE, el Banco Mundial, la Fed o el Tesoro, nunca hicieron la diferencia frente al legado patriarcal.

Renunciando a renacer, los demócratas evadieron la postulación de quien desafió la cómoda supraconstitucionalidad de los imperios tecnológicos, Lina Khan, y alguien transformador, con sentido social, como Alexandria Ocasio-Cortez.

Biden debió dimitir el 25/7/2024 a su efímera presidencia, e inmediatamente habría tachado de la condescendiente lista de pendientes históricos los atributos demográficos de Kamala. A propósito, Petro debería considerar esa opción ante su Vice, a quien usó como accesorio, fachada «woke» o geisha.

Hace X años, en la ficticia tragicomedia Veep (HBO), una Vice Prescindible rompió el «espejo» de cristal. Traslucía desprecio hacia los demás, corrupción institucional e hipocresía ideológica; esgrimía decisiones erráticas, reacciones impulsivas o relaciones oportunistas, y extorsionaba sin discriminar, manipulando a su familia o maltratando a su género, cual miembro de bando opositor, cabildero o misógino. Aquí, el decadente César convirtió al Partido Liberal en Neoconservador.

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