Analistas 07/04/2025

Lecciones para la última milla minera (2 de 3)

Giovanni Franco Sepúlveda
Ph.D. Profesor Universidad Nacional de Colombia

Colombia necesita urgentemente un censo minero que establezca una línea base sólida para la formulación de políticas públicas efectivas en el sector. Este diagnóstico actualizado permitiría transformar la minería en un verdadero motor de crecimiento y desarrollo sostenible, con impacto en los ámbitos local, regional y nacional.

El sector minero colombiano opera actualmente con información fragmentada y desactualizada, lo que dificulta la toma de decisiones estratégicas tanto para el Estado como para los inversionistas. Un censo minero integral revelaría no sólo el número y ubicación de las operaciones o a de las unidades productivas mineras, sino también las condiciones socioeconómicas de las comunidades involucradas, el impacto ambiental real y el potencial económico inexplorado de diversas regiones.

El Ministerio de Minas y Energía debe liderar, con carácter urgente, un esfuerzo interinstitucional que involucre al Departamento Administrativo Nacional de Estadística, Dane, la Unidad de Planeación Minero Energética, Upme, y el Departamento Nacional de Planeación, Dnp. La articulación de estas entidades, sumada a la valiosa información que ya posee la Agencia Nacional de Minería, ANM, sobre titulares mineros (y de las solicitudes de títulos mineros), permitiría construir un panorama completo y actualizado del sector.

Con datos confiables, el país podría diseñar políticas públicas de mediano plazo que aprovechen la coyuntura favorable del mercado internacional de minerales. Los altos precios actuales de estos commodities representan una oportunidad histórica para que el Estado, los mineros y las comunidades establezcan acuerdos que distribuyan equitativamente la renta minera.

Un relacionamiento más transparente entre el Estado y el sector minero redundaría en mejores capacidades para todos los actores involucrados en la cadena productiva. La formalización, la asistencia técnica y los programas de responsabilidad social empresarial podrían diseñarse con objetivos precisos y medibles.

Paralelamente, Colombia debería implementar un ambicioso programa de compra de oro por parte del Banco de la República. Esta iniciativa, apoyada en laboratorios ubicados estratégicamente en zonas mineras específicas, permitiría incrementar las reservas nacionales que respaldan nuestro sistema económico.

Este programa serviría como plataforma ejemplar para la formalización y bancarización de los pequeños y medianos mineros. La flexibilización de requisitos y un diseño atractivo para los productores garantizarían ganarle terreno a la informalidad y a las economías ilegales que se han apoderado de importantes zonas mineras del país.

Es imperativo aprovechar los actuales precios favorables del oro y otros minerales para que la renta minera no quede concentrada en pocas manos o, peor aún, en economías ilegales. Un censo minero actualizado, combinado con políticas públicas inteligentes y un programa de compra de oro bien diseñado, constituiría la base para convertir al sector minero en un verdadero pilar del desarrollo nacional, con beneficios tangibles para las comunidades locales y la economía del país en su conjunto.

La ventana de oportunidad está abierta, pero requiere decisión política y acciones concretas. El futuro de nuestra minería como sector estratégico depende de ello. Faltan 16 meses de este gobierno y bajo la premisa acá descrita, aún se puede recorrer esta última milla minera de una manera adecuada.