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La intención era buena, tener unos procesos económicos con tendencia a la carbono neutralidad, pero una golondrina (muy pequeña como lo es Colombia) no tendrá un impacto muy importante en los procesos ambientales mundiales. Restringir de manera vehemente la exploración y explotación de carbón en nuestro país, es una política que ha sido errónea y su restricción y estigmatización no ha tenido el impacto que se pretendía en un inicio. Al contrario, la demanda mundial por este recurso mineral aumenta día tras día, por la dependencia que aún tenemos en procesos industriales que son vitales para sostener la economía mundial.
El carbón térmico, el carbón metalúrgico y el coque, seguirán por mucho tiempo siendo actores importantes de los procesos de generación de energía e industrialización, ya que, se debe garantizar la seguridad energética, dado el incremento en la población mundial y sobre todo porque hasta este momento no hemos sido capaces de encontrar un sustituto para el coque, que permita realizar la producción de aceros y Colombia no debe marginarse del contexto mundial teniendo en cuenta que guardando ordenes de magnitud, somos actores de primer nivel.
En un marco global, Colombia con una participación de 4,2% es el séptimo exportador de carbón en el mundo después de Australia, Indonesia, Rusia, Estados Unidos, Sudáfrica y Mongolia. Adicionalmente, nuestro país es el cuarto exportador mundial de coque (12%) luego de Polonia, China e Indonesia, estos cuatro países representan 75% de la producción mundial de coque. Según la Asociación Colombiana de Minería y Fenalcarbón, para 2024 los principales destinos del carbón térmico colombiano (aproximadamente 54%) son Corea del Sur, Turquía, China, Países Bajos y México. El carbón es el segundo producto colombiano de exportación con un porcentaje de 14%, mientras que para las exportaciones mineras sigue llevando el liderazgo con un 42%.
Por otro lado, la exploración de cobre es inminente y urgente en Colombia, un mecanismo rápido y efectivo y con voluntad del gobierno nacional, puede ayudar a que vamos sumando kilómetros perforados como país en temas de exploración de cobre, ya que, mientras tengamos una mejor comprensión de los recursos minerales que tenemos en nuestro subsuelo, mejor serán las oportunidades que podemos aprovechar en el mediano y largo plazo, teniendo en cuenta el carácter estratégico del cobre para la transición y seguridad energética.
Dado el fracaso del modelo de estigmatización del carbón, es obligación del gobierno nacional recomponer el camino en esta última milla minera y generar las condiciones de políticas públicas que nos acerquen a las grandes ligas del mercado mundial de carbón térmico, metalúrgico y coque. Al mismo tiempo, tomar decisiones relacionadas con el incremento del conocimiento del subsuelo nacional, especialmente, con los procesos de exploración del cobre. Es menester y pertinente, recorrer la primera milla del largo camino por delante que nos llevan de ventaja países como Chile, Perú, Ecuador y Panamá, relacionados con este mineral estratégico, sin lugar a dudas lo podemos lograr.