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Colombia está pasando por un interesante momento: la determinación ciudadana de superar la tramposa propuesta de dividirnos entre amigos y enemigos de la paz para trabajar por lo que nos une, sumada a un mundo en el que la velocidad de la información y los avances en inteligencia artificial brindan herramientas para la investigación y la seguridad, nos brindan la oportunidad de construir mecanismos sostenibles que respondan a los retos de la nación y a la vez nos conectemos de mejor manera con la comunidad internacional.
La legalidad, soportada en la seguridad y en la justicia, es componente clave en este proceso porque una democracia sin la certeza del imperio de las normas construidas de manera constitucional y sin garantía de tranquilidad y de justicia para sus ciudadanos no obtiene avances duraderos en equidad.
Hace 100 días, cuando Iván Duque se posesionó como Presidente de la República y me asignó la responsabilidad, como ministro, de liderar el sector Defensa, estos planteamientos se convirtieron en nuestra guía. Por ello con los comandantes de las Fuerzas Militares y de la Policía Nacional definimos los planes ‘Diamante’ y ‘El que la hace la paga’, como parte de su materialización para aportar al proceso de construcción de condiciones para el respeto a la vida, honra, bienes, creencias y demás derechos y libertades de las personas que habitan Colombia.
Por eso el trabajo ha estado dirigido a combatir toda forma de violencia y delito, y en especial las economías criminales que promueven paradigmas de ilegalidad en varias zonas del país con la pretensión de darles apariencia de normalidad.
Toda esta tarea se cimenta en el trabajo de cada uno de los hombres y mujeres servidores públicos en las fuerzas militares y en la Policía, y sobre todo, en el apoyo ciudadano producto de la obtención de resultados en la protección de sus derechos.
Por ello, en el marco de los primeros 100 días de Gobierno presentamos los primeros resultados y rendimos cuentas frente al compromiso asumido. Sabemos que es apenas el comienzo de la tarea.
Con la clara identificación de nuestros retos más inmediatos, durante estos 100 días de Gobierno hemos logrado sacar de las calles a casi 1.300 delincuentes que traficaban droga, al tiempo que hemos incautado 4.300 kilos de droga que ponían en riesgo la salud y la tranquilidad de nuestra población, especialmente, la más joven. En la misma línea, hemos reforzado nuestro compromiso en la ofensiva contra los jíbaros, el ataque frontal contra las finanzas del narcotráfico, el desmantelamiento de las organizaciones al margen de la ley y, en consecuencia, la reducción de delitos como el secuestro y la extorsión, que siguen siendo un flagelo para los habitantes de buena parte del territorio nacional.
Nada de esto es gratuito. No es un secreto que el número de hectáreas de cultivos ilícitos se ha incrementado de forma notable en los últimos años y eso, entre otros factores, ha provocado un importante incremento en el consumo interno de estupefacientes, con todas las consecuencias que reconocemos en seguridad y salud ciudadanas. Por eso queremos ir más allá del comercio y llegar al corazón del problema por la vía del ataque frontal a las finanzas de los grupos ilegales, desde la cadena de producción y comercialización de estupefacientes hasta el combate abierto a la minería ilegal.
El compromiso de la fuerza pública con los colombianos es inquebrantable, cada día se renueva, incluso a pesar del dolor que nos producen los atentados y la violencia contra nuestros soldados y policías. La construcción de un país seguro y legal es un compromiso de todos, por eso cuidar a quienes nos cuidan debe ser nuestra premisa y como lo dijo el presidente en su posesión “todos los colombianos debemos rechazar cualquier forma de violencia que pretenda acallar las voces libres de nuestros ciudadanos”, por un país con seguridad y legalidad.