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Es unos días el país tuvo conocimiento de la paralización de portales de servicios ciudadanos del gobierno nacional, la rama judicial y de otras entidades públicas; en lo que al parecer ha sido un ransomware, es decir un virus implantado que tiene la característica de generar bloqueos para el acceso a la información y por lo general termina por ser un acto extorsivo pues normalmente se exigen sumas de dinero para desbloquear el acceso a la información.
Si bien es apresurado entrar en cualquier juicio de valor alrededor de algún grado de responsabilidad del proveedor de los servicios, al mismo tiempo es facilista del gobierno descargar la responsabilidad exclusivamente en el proveedor y esta conclusión me lleva que debemos ponerle el foco es a aspectos que para mí son fundamentales para el futuro de la seguridad cibernética del país.
No hay sistema que sea infalible, esa es una premisa categórica que nos debe llevar a analizar con lupa un concepto que a raíz de este incidente empiezo a decantar. Partiendo de la obviedad de que estamos en la era digital, para mí el concepto de la protección soberana del estado ya no se limita al territorio físico, sino que producto de las profundas transformaciones tecnológicas ha extendido sus alcances al mundo de la internet.
En ese orden de ideas, en países organizados se toman como un asunto de seguridad nacional la política pública de la ciberseguridad. En Colombia por el contrario llevamos años y desde hace poco retomamos la discusión de la posibilidad de crear una agencia que se encargue de mantener segura y proteger la información de los colombianos. Y no es un detalle menor la negligencia reiterativa de los diferentes gobiernos, incluido el actual.
Los datos que hoy se encuentran secuestrados son de altísima sensibilidad para el país. Desde todos los procesos judiciales que migraron a ser digitales, el repositorio de la propiedad industrial del país, hasta los rumores de que los datos de salud del país no están protegidos, pone una alarma para que se trabaje no solo en crear más burocracia, sino en salvaguardar a los colombianos, pues hoy con esa revolución de la tecnología que se vive, nuestro mayor valor son los datos.
Por estos días incluso el dinero es un dato en el banco, su representación en papel cada vez pasa a un segundo plano y no prestar atención a la gran pérdida de intangibles nos va costar mucho. Hoy no se sabe nada, las agencias de inteligencia informática del gobierno han demostrado que al parecer están más ocupadas chuzando a la empleada de Laura Sarabia que en encontrar las vulnerabilidades de los sistemas del país y de esa manera hacer ejercicio soberano digital.
El ministro Lizcano creo que no conoce mucho de tecnología y claramente no ha entendido que no se trata solo de buscar responsables, sino de hacerse responsable de un daño que no es calculable en este momento.
Entender que información pudo ser alterada o borrada llevará años, por lo que conviene hoy señor ministro que se enfoque en coordinar al gobierno nacional para que estos incidentes se eviten y que el país no dependa exclusivamente de una sola fuente, pues a pesar de lo que pueda entenderse de este grave incidente en el futuro, su deber es actuar desde ya para garantizar la soberanía digital del país.