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A finales de enero, el periódico El Tiempo anunció la creación de la llamada Mesa Central, a la que definió como “la torre de control de la redacción con la prioridad puesta en los dispositivos móviles”.
Para una organización de medios impresa, acostumbrada a ciclos de producción y publicación cada 24 horas, anunciar que tendrá foco en las audiencias digitales es un paso revolucionario.
En especial, porque el impreso es, y seguirá siendo por mucho tiempo, la principal fuente de ingresos. Por grande y exitosa que sea la operación digital de El Tiempo, sus ingresos deben ser aún una mínima parte de aquellos del papel. De ahí que seguramente estemos en la antesala del cobro por contenido, cuyo primer paso es el registro de usuarios.
La decisión de El Tiempo, como líder local, seguramente, será seguida por otros medios tradicionales, de la misma forma en que, hace años, lo hizo con el modelo de integración de redacciones de los diferentes medios de esa Casa Editorial, llamado convergencia, y que preveía un solo motor de contenido para alimentar diferentes marcas, medios o plataformas.
A la par con el anuncio de la creación de la Mesa Central, El Tiempo presentó un sistema de pantallas (‘videowall’) en la que se muestran “las cifras del comportamiento de la audiencia en móviles, en desktop (computadores de escritorio), en consumo de videos, en redes sociales”.
Esto, que parece apenas un dato anecdótico, puede ser en realidad otro avance revolucionario para los medios tradicionales nacionales.
A diferencia del papel, en los medios digitales se pueden tener datos de casi todo relacionado con el consumo de contenido.
El gran valor no está solo en tener esta información para el registro estadístico o descrestar visitantes, sino que los periodistas puedan usarla para tomar decisiones en tiempo real: cómo se está consumiendo un contenido en particular, qué título se desempeña mejor, cómo lograr mejor posicionamiento en buscadores como Google, cómo hacer que el usuario haga clic en enlaces adicionales cuando ingresa a una página, qué tal es su desempeño y el de otros medios en redes sociales (por comentarios, por reacciones, por compartidos), cuáles son los temas de conversación y tomarlos en cuenta para definir su propia agenda informativa… y sigue un largo etcétera.
Redacciones avanzadas en términos digitales (incluso colombianas) han llevado el concepto tan al extremo que no consideran la publicación como el final del proceso de generación de contenido (como en los impresos), pues a la luz de todos estos datos se puede modificar de muchas formas para mejorar su desempeño.
Los nombres de las herramientas pueden abrumar: Google Analytics, Google Trends, Google AdWords, Chartbeat, NewsWhip Spike, CrowdTangle, Dataminr…
Las cabezas de las redacciones deberían dejar atrás el discurso de que solo se trata de seguir la lógica o la fiebre del clic, y adoptar estas tecnologías no solo para mejorar el buen periodismo, sino su alcance.