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Como todos lo esperamos, el proceso de elección del gerente de la Federación de Cafeteros, -después de seis meses de estar acéfala- debería culminar con éxito.
Es de suponer que “el bloque de los diez departamentos” que buscaron el cambio y, llevaron su candidato hasta la instancia de selección de la terna -en la que no lograron incluirlo por no contar con el apoyo del señor ministro de hacienda-, quien, en todo su derecho no le expresó su voto expreso y favorable, ahora deberían proceder a votar, en bloque, por el de sus preferencias. Seguramente aspiran a contar con la adhesión de los otros cinco departamentos que denomino “los históricos”, quienes así evitarán dejarse matricular como derrotados y, de esta manera, se puede lograr la unanimidad, para otorgar un mandato claro al próximo gerente general.
El primer reto del nuevo dirigente será iniciar un proceso de unidad nacional, muy delicado de manejar si tenemos en cuenta que, sin percatarnos estaba desbaratado como gremio. Casi siempre actuábamos unidos como asociación y ahora se evidencia que es una federación.
El segundo reto será organizar las finanzas del Fondo del Café que afrontan pérdidas generadas por las operaciones de futuros, que según la FNC puede valer US$100 millones. Además, se encuentra pendiente de responder el informe de la Contraloría, -que es muy delicado y ha sido opacado por el debate de la gerencia-y que puede llegar inclusive a que la Federación le toque responder, en su calidad de administradora del Fondo Nacional del Café - FoNC.
En tercer lugar, le corresponderá hacer una revisión inmediata del modelo de cooperativas cafeteras; requiere una reestructuración absoluta para corregir los errores del pasado.
Un cuarto reto sería el de realizar algunos activos, que no se necesitan en el Fondo y la Federación, para hacer una conmutación pensional sobre la carga de la Flota Mercante, y liberar un centavo de dólar de la contribución cafetera.
En quinto lugar, es urgente un programa para renovación de cafetales envejecidos, -como el iniciado en 2007 que llevó la producción a 15 millones de sacos. Hoy tenemos la producción en 11 millones, la renovación marchitada, y 100.000 hectáreas menos de área cultivada, con disminución en la productividad. El reto inmediato debe ser cómo llevar a Colombia, a veinte millones de sacos.
Un sexto reto, -que seguramente será muy debatido pero necesario- sería tomar una decisión sobre el destino de Almacafé, una empresa que absorbe recursos del FoNC., con activos enormes que ya no son indispensables, dado que los inventarios ya no existen hace más de quince años. Y al mismo tiempo, ver cómo se soluciona la crisis de Expocafé, la única exportadora privada del gremio, que llegó a exportar un millón de sacos, y que en los últimos siete años se deterioró, poniéndose en duda su viabilidad.
Estos son sólo algunos de los temas estructurales que requieren solución inmediata y a fondo, razón por la cual sería conveniente analizar la posibilidad de establecer una misión de expertos, concertada entre el Gobierno y la Federación, con facultades para tomar decisiones estructurales. Solo así estos problemas encuentran solución, si tenemos en cuenta que los intereses gremiales, regionales y de la administración , lo impiden.