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Los cafeteros se encuentran en un buen momento de producción que debería durar hasta junio; en precios, la posición de Bolsa para diciembre está por un dólar menos que en enero de este año.
Por esta razón, cuando todos los productores están felices es muy difícil escribir una columna evaluando las dificultades que atraviesa el gremio. He advertido en diferentes ocasiones que a éstas nadie les para bolas, pero sí serán materia de análisis retrospectivo cuando la producción y el precio desciendan, como es connatural al mercado mundial del café.
Muchos lectores me han pedido que explique un poco más lo que denominé “La jugada del PAS”, Plan de Acción Solidario, que en resumen es así: Unas cooperativas debían 33 millones de kilos de contratos para entrega futura -suscritos hace casi seis años, con un plazo de entrega máximo de dos años.
Por esta razón, en diciembre generaron una pérdida de cerca de $500.000 millones al Fondo Nacional del Café, que en febrero de 2025 y para subsanar la pérdida contable, resolvieron regalar a las cooperativas más de la mitad y el resto en un préstamo hasta por 20 años, con el peregrino argumento de salvar la garantía de compra.
Responsables son los tres actores, pero principalmente la Federación como administradora de recurso públicos.
La Federación montó el programa omitiendo todos los requisitos de una entidad seria, máxime cuando se administran recursos públicos. Cupo máximo por cooperativa en función de su patrimonio, máximo posible de producción a ofertar por caficultor, y cupo prudente admisible certificado por el Sistema de Información Cafetera, Sica, y su comité de cafeteros, además de un pagaré y una póliza de cumplimiento.
Muchas cooperativas omitieron exigir a cada cafetero el cumplimiento de los requisitos para un contrato, seguramente porque la FNC no lo dispuso. Pero lo verdaderamente grave fueron esos gerentes irresponsables, anunciando contratos por lo que se denomina posición propia, especulando sin agricultores que los respaldaran, jugando con hasta 20 y 30 veces el patrimonio, alcahueteados por la Federación.
Los cafeteros anunciaron entrega de café en muchos casos en cantidades superiores a lo que producían, pero lo más grave es que cuando el precio subió, se sintieron eximidos de cumplir, la mayoría por la libertad que sentían al no tener nada firmado. Sin embargo, a los exportadores privados sí les cumplieron, y los que no lo hicieron fueron obligados judicialmente, como debió haber actuado el gremio.
Pero todo lo agravó el Comité Directivo al otorgar plazos para cumplir estas obligaciones, sin el visto bueno del Gobierno, teniendo en cuenta la naturaleza pública de los recursos.
Es una obligación publicar los contratos, en caso afirmativo, de los 15 miembros del comité directivo, por los 180 delegados al congreso cafetero, y por todos y cada uno de los miembros del consejo de administración de cada cooperativa, así como los del comité de vigilancia, que no se declararon inhabilitados para adoptar decisiones que los favorecían.
Sí preocupa que el Gobierno no aparece aprobando, cuando desde que nació el Fondo Nacional del Café está establecido que cuando se utilizan sus recursos se requiere el voto expreso y favorable del Ministro de Hacienda.