MI SELECCIÓN DE NOTICIAS
Noticias personalizadas, de acuerdo a sus temas de interés
Esta semana se celebra el Congreso Cafetero en un momento feliz de la caficultura, que no permite quejas, reclamos y peticiones como tienen acostumbrado al país.
La producción se ha estabilizado alrededor de 14 millones de sacos en los últimos cinco años; la productividad por hectárea ha aumentado según lo que reporta el Gerente, que se comprueba con la disminución del área; el precio internacional se ha mantenido estable, igualmente el diferencial que hace posible mantener el precio cerca de US$1,50; también la tasa de cambio ha ayudado a mantener el precio interno del café por encima de $1.050.000 la carga.
Después de la alarma creada al inicio de la pandemia, no faltaron trabajadores para recolectar la cosecha y, además, ésta salió de excelente calidad. Lograron el fondo de estabilización de precios, el piso mínimo de protección social, el costo presunto de 40% por recolección, para los muy pocos que declaran renta. Las finanzas del Fondo Nacional del Café se han beneficiado igualmente de la devaluación, así como del volumen de café exportado.
Para el próximo año la institución consiguió la posibilidad de ejecutar obras de infraestructura con recursos públicos -a través de los comités departamentales-, sin aportar la contrapartida de 30%; precisamente cuando la construcción de vías terciarias parece que va a tener un gran impulso.
A pesar de problemas estructurales que seguirán vigentes, este congreso debe celebrar un buen año, frente a las adversidades de los colombianos que se han se han visto envueltos en tragedias de salud, de empleo, de dificultades en su negocio, aun de su desaparición; por lo tanto la sociedad colombiana no admitiría que el sector que mejor se encuentra, termine presentando un pliego de solicitudes de ayuda, y actúen como las plañideras, cuando muchos otros sí tienen porque llorar.
Desde luego que en el corto plazo se deben solucionar problemas que requieren de la fuerza gremial, como es la necesidad de presionar a los cafeteros que no han querido entregar el café comprometido para entrega futura, y que ahora, al encontrarse el precio interno por encima de lo pactado, inventan toda clase de disculpas, poniendo en peligro un mecanismo que ha demostrado sus beneficios. Por ese comportamiento inmoral de unos pocos, puede llegar a desaparecer este valioso instrumento.
Finalmente, me he enterado que parece despejado el panorama frente a la absurda propuesta, liderada por algunos miembros del comité directivo de aplazar las elecciones cafeteras por cuenta de la pandemia, con el cuento de que la relación con los electores se ha suspendido.
Es antidemocrático, precisamente en un gremio que se precia de ser el de más amplia participación electoral, para legitimar su condición de administrador del Fondo del Café; además, sería violatorio de los estatutos que no se pueden acomodar al interés de unos líderes, que por cierto también deberían dar espacio para el relevo generacional. Reitero la propuesta de no elegir a un directivo por más de dos periodos, y tampoco pagar honorarios por reunión, cuando se trata de una ONG que solo busca el beneficio social de las familias cafeteras.
Estoy seguro que Roberto Vélez -como máximo vocero de los cafeteros- se levantará firme frente a este despropósito.