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En esta ocasión, hago un llamado al Congreso Cafetero, que debería tener dentro de sus objetivos, tal como lo señala el estatuto en su artículo 18 “considerar la estrategia de valor”, teniendo en cuenta que durante este año el gerente ha anunciado públicamente un contrato con Green Coffee, sin que medien un debate y la aprobación de los cafeteros, en su máximo órgano de decisión.
El mandato fue que este negocio se realizara en cabeza de Procafecol, empresa a la que si bien la rige el derecho privado, sus mayores accionistas son la Federación Nacional de Cafeteros y cerca de 15.000 cedulados cafeteros, de los más de 21.000 que respaldaron este proyecto; Gabriel Silva sometió a aprobación de los cafeteros la propuesta de vincularlos como accionistas y los convocó a apoyar esta oportunidad, a la que acudieron legitimando con su aporte accionario la política de valor agregado que se implementaba.
La empresa, durante 22 años, ha hecho un gran esfuerzo de aprendizaje, conocimiento del mercado de tiendas y venta de café empacado, exploración de posibilidades en todas las latitudes y además, afrontó un proceso que la perturbo sobre la legitimidad de los cafeteros para usar la marca Juan Valdez ®, que fue fallado a su favor por el Consejo de Estado.
Ahora, el gerente de Federacafé resolvió que lo construido no era de utilidad y, en consecuencia, les ordenó firmar un contrato con Green Coffee, para vender el café en el mercado de los EE.UU., desconociendo a la propia empresa de los cafeteros, pero utilizándola para canalizar la operación.
Lo más grave es que Green Coffee no tiene ninguna experiencia en la exportación de café tostado a los Estados Unidos, ni en la red de distribución en ese país, compleja aún para los nacionales, ni en la logística y codificación en las grandes superficies.
El señor Boris Wullner, presidente de la empresa escogido para hacer este ensayo, sólo tiene como atributo el de ser un condiscípulo de Germán Bahamón -es un novato en la caficultura, sin experiencia y conocimiento demostrados-, para dar garantía a los cafeteros, que su marca y prestigio de cerca de cien años, no van a sufrir un deterioro en el mercado más grande y competido del mundo.
Sin duda, si la intención era desconocer a Procafecol y el extraordinario equipo que ha recorrido dos décadas de trabajo y aprendizaje debería, por transparencia, haber convocado a firmas de reconocida experiencia en ese mercado, para adjudicarle a la que pudiera ofrecer mayores garantías de distribución, logística, patrimonio y posibilidad de éxito.
Mi recomendación es que los cafeteros reunidos en su congreso anual, deben estudiar el contrato a fondo, los compromisos que adquirió el gremio a través de su subsidiaria y las obligaciones y riesgos inherentes a un negocio de esta naturaleza.
Además, es menester del congreso y desde luego el Comité Nacional -responsable de una marca que es del Fondo Nacional del Café-, revisar si un tercero puede usarla e inclusive hacerle modificaciones, como insinúa el señor Boris en este mismo medio. Así mismo ¿cuál sería la decisión a tomar cuando otros productores y empresarios colombianos, con todo derecho, soliciten autorización para usar la marca para el mercado de los EE.UU. cuando ésta ya fue entregada en exclusividad a Green Coffee?