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El Gobierno Nacional ha presentado un proyecto de ley, con mensaje de urgencia “Por medio del cual se constituye el sistema nacional de insumos agropecuarios, se establece la política nacional de insumos agropecuarios, se crea el Fondo para el Acceso a los Insumos Agropecuarios y se dictan otras disposiciones”. Es este el atentado más grande contra las leyes del mercado que rigen nuestro modelo económico; al leerlo se concluye fácilmente que solo faltó proponer derogar la ley de la gravedad.
Es increíble que enfrentar la coyuntura actual, reflejada en desabastecimiento y altos precios, se pretenda hacer a través de una absurda ley que busca cambiar las reglas de juego del mercado, estableciendo el control de precios a los insumos agropecuarios. Lo que se logrará será desabastecer absolutamente el país de fertilizantes, todos importados. Lo natural será que, si los precios fijados no corresponden a la realidad el producto, se dirigirá a otro país. Por lo tanto, por cuenta de este populismo, van a garantizar una disminución de la productividad y la quiebra de los agricultores.
El nombramiento de un ministro que no conoce el sector, nos dejará como herencia un desastre. Sería menos perjudicial otorgar subsidios a la demanda para compra de fertilizantes.
Complacen así a los gremios agropecuarios, desconociendo que, lo producido también ha aumentado de precio -por las mismas causas- y por lo tanto, lo que vale analizar es lo que representa el insumo del ingreso total. Por ejemplo, en café, con una producción de 400 gramos por árbol de café pergamino seco, se aplican 200 gramos de fertilizante al año. El ingreso por árbol pasó de $2.800 a $7.000 y el costo del fertilizante del mismo árbol, de $320 a $640. La cuenta no amerita un chillido.
Además, la ley facultaría a la comisión para fijar precios mínimos para productos agropecuarios, por lo tanto, el Gobierno y el congreso, -para favorecer unos pocos- van a encarecer la canasta familiar, e impedir que adquieran los productos de cosecha a buen precio.
Para completar, facultan a la entidad para importar insumos. Ese desastre ya lo vivimos, con enormes pérdidas, además de corrupción. De buena fe pueden ser muchos los funcionarios que terminen en la cárcel cuando el precio baje y se queden llenos de inventario caro.
Otro artículo pretende que se monten las plantas para mezclas de fertilizantes, por medio de sociedades de economía mixta en las diferentes regiones del país. Será la bandera de la próxima campaña; quiebras seguras, en el siguiente gobierno.
Para rematar, plantean la posibilidad de financiar los fertilizantes. Absurdo, lleno de malas experiencias, se repetiría la tradición que muchos agricultores, aupados por los políticos y los líderes gremiales, no le pagan ni al estado ni a sus propios gremios. Ese es un oficio para los bancos y los proveedores.
Es hora que de manera urgente la SAC y la Andi hagan un frente común para hacerles ver al Gobierno y al Congreso los inconvenientes y graves perjuicios que este proyecto puede traer a los agricultores, a los industriales, a los consumidores y a la sociedad, que trata de beneficiarse de la mejor asignación de los recursos que una economía de mercado produce, en el marco de un sano sistema de empresa privada.