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Analistas 24/09/2019

¡No todo es crédito!

Guillermo Trujillo Estrada
Analista cafetero
Guillermo Trujillo

Cada que se presenta un evento en el campo, el Gobierno y los dirigentes gremiales nacionales y regionales, buscan la solución a través de un nuevo crédito, o refinanciación de las deudas.

En el gremio cafetero, aparece el interés de grandes productores -quienes logran beneficios al amparo de los más necesitados-, metiéndole pequeños campesinos a su discurso. El Pran cafetero recogió deudas vencidas en 1999, las refinanció a ocho años y hoy, 20 años después, existen grandes productores que no han pagado.

Ahora, la prensa registra la inmoralidad de funcionarios del Banco Agrario, creando créditos fraudulentos en algunos pueblos para luego castigar la cartera y quedarse con el dinero.

Todo se debe a la absurda decisión de abrir oficinas por todo el país, presionados por el congresista de turno, quien considera una sucursal es el gran aporte a su comunidad, para lo que termina aliado con el comité de cafeteros; además, logra recomendar los funcionarios, que al amparo del respaldo político creen tener licencia para actuar indebidamente.

Es absurdo que se sigan abriendo sucursales en plena modernización de los sistemas de pago, cuando todo se puede hacer a través de plataformas y teléfonos inteligentes. El auge de las Fintech, la tecnología al servicio de la actividad financiera, se debe en buena parte a la incapacidad de la banca para llegar hasta los campesinos en los sitios más remotos.

Por ejemplo, hoy los documentos los puede enviar un campesino desde el más apartado sitio con una foto por WhatsApp; inclusive manejan su huella digital para abrir su celular, por lo tanto, sirve para legitimar sus solicitudes y obligaciones legales.

Para el estudio de crédito, el Sistema de Información Cafetera (Sica), propiedad del Fondo Nacional del Café y que administra la Federación puede certificar -actualizado por satélite- el número de árboles del caficultor, su edad y desde luego, estimar la producción del año para el banco y así, asignar el cupo de crédito. En mi concepto no debe ser más que 30% del valor estimado de la producción. Se puede desembolsar semanalmente una suma pactada en épocas de no cosecha, para disminuir costos financieros, y garantizar la manutención del campesino.

Así, se puede recaudar en cada venta de café, 30% destinado a atender el crédito, todo a través de una simple aplicación que tiene cada sitio de compra de café, y además puede recibir su pago en la billetera electrónica y gastar con su teléfono. Para créditos de renovación, se puede realizar el desembolso por este sistema durante los 24 meses no productivos y así, no se despilfarran los recursos atendiendo otras necesidades. Esto es control no presencial, y no se requiere una sucursal bancaria.

Más de 100.000 cafeteros no tienen títulos de propiedad, por lo tanto, se requiere apoyo del FAG y conocimiento del comportamiento del cliente, que se lo da el seguimiento informático. Y para los propietarios debería crearse un fondo nacional de hipotecas, donde por una sola vez se constituya la garantía, y este fondo, a través de una fiducia, otorgue un certificado de garantía al banco escogido por el cliente, parcial o totalmente.

Hoy constituir una hipoteca requiere un costoso avalúo, firmar una escritura y registrarla. Cambiar de banco implica deshacer y volver a hacer.

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