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Los cafeteros de Colombia llevan siglos disfrutando de la “libertad de mercado” en el mundo, pero, y paradójicamente, detestan la libertad de mercado; a diario proponen medidas que van en contravía, lo que se convierte en una contradicción frente la realidad.
Por ejemplo, exigir a los compradores del mundo que paguen el costo de producción más una rentabilidad por libra adquirida, es una propuesta que va en contra de la formación de precio por oferta y demanda. No debemos olvidar que solo sobreviven los productores con capacidad de entregar al precio de mercado su café y ganar dinero, como sucede frente a la oferta mundial que ya se acerca a 170 millones de sacos.
Gracias al mercado Colombia pasó de producir de siete a 14 millones de sacos, y los pudo colocar absolutamente todos. Desde que se abrió el mercado en el año 2000 y se implementó el estímulo por calidad, los pequeños productores iniciaron la era del café especial, por lo que perciben un mayor ingreso. Antes era café tipo Federación, todo al mismo precio.
Durante muchos años el café para consumo interno era subsidiado por el Fondo Nacional del Café y se entregaban pasillas. Desde que se abrió el mercado los consumidores disfrutamos un mejor café, de todos los precios y existen más de 2.000 marcas de café. Además, el país se ha llenado de tiendas de café y hemos visto un fuerte incremento del consumo interno. Desde que se liberó el mercado de pasillas para exportar, aumentaron de precio y los productores reciben mayor ingreso.
El fertilizante era subsidiado por el Fondo Nacional del Café, se aplicaba hasta cuatro veces al año, y también se desviaba hacia otros sectores. Desde que se compra a precio de mercado los productores hacen estudios de suelos y utilizan la mitad del fertilizante por hectárea.
Cuando el café se empezó a comprar por calidad, el mercado fue premiando las mejores tierras y castigando principalmente las de pisos térmicos bajos, erradicándose en los últimos 20 años más de 200.000 hectáreas de esa condición, por baja rentabilidad.
Se desbarató el absurdo pacto de congelación de áreas, con el que los grandes productores bloqueaban la capacidad de crecer de los pequeños departamentos, dejando que el mercado decidiera libremente dónde sembrar por todo el territorio. El resultado fue el crecimiento de Huila, Cauca, Nariño, y sur del Tolima, que hoy cultivan más del doble en área que el Eje Cafetero y perciben una proporción aún mayor de ingreso, por entregar un café de más valor.
Gracias a que el MERCADO se liberó, el precio fluctúa todos los días; no lo fija la Federación para varios meses; los productores perciben el ingreso en función del precio del mercado internacional, razón por la que no han permitido la creación del fondo de estabilización de precios cuando el precio ha estado alto.
Por fortuna existen las bolsas en las que se tranza el café, fijan el precio de mercado y permiten mayor liquidez. Además, ofrecen la posibilidad de venta a futuro, mecanismo con el que defienden el ingreso muchos productores. Las bolsas reflejan la realidad del mercado; cuando tienen expectativas de escasez sube el precio de los contratos y lo contrario, cuando perciben abundancia.
Todo lo implementado fue recomendación del LIBRO VERDE que entregaron los autores en el año 2002.
Por lo tanto, a pesar de que rajen del mercado… ¡QUÉ VIVA EL MERCADO! que tanto nos beneficia.